Los retos de nutrir a las infancias en las escuelas del Estado
Foto: Mineduc.
Las porciones servidas en las refacciones escolares han despertado fuertes críticas y dudas sobre si son suficientes y adecuadas para las infancias en crecimiento. Más allá de su contenido nutricional, la efectividad del Programa de Alimentación Escolar se enfrenta a muchos otros retos, especialmente en los territorios.
Por Jasmin López
El 19 de febrero arrancó el nuevo ciclo escolar, y con él las comidas servidas del Programa de Alimentación Escolar (PAE), que beneficia actualmente a más de 3.1 millones de estudiantes en los 36 mil centros educativos del país. El programa se retomó por segundo año consecutivo después de haberse interrumpido debido a la pandemia de COVID-19, en el 2020.
Sin embargo, las porciones de alimento servidas en el acto de inauguración del ciclo escolar en la Escuela Oficial Rural Mixta La Paz, en Petén, donde participó el presidente Bernardo Arévalo y Anabella Giracca, ministra de Educación, despertaron dudas entre la población por su tamaño y contenido.
¿Qué es el Programa de Alimentación Escolar?
El PAE se creó en el 2017, en el marco de la Ley de Alimentación Escolar, con el objetivo de garantizar la alimentación escolar, promover la salud y fomentar la alimentación saludable de la población infantil y adolescente, con el fin de que aprovechen su proceso de aprendizaje. Funciona en colaboración con la Organización de Padres de Familia (OPF) de cada escuela. Son ellos y ellas quienes compran y preparan los alimentos, y además proponen los menús de acuerdo a los ingredientes disponibles en la región, las costumbres culinarias de la comunidad, y los criterios nutricionales del plan. Este prescribe cuatro grupos de nutrientes que deben incluirse en cada porción servida:
Reguladores: frutas y verduras.
Energéticos: carbohidratos como arroz, avena, pinol, frijol, papa, maíz.
Constructores: Proteína de origen animal o alternativas (huevos, lácteos, harina fortificada, incaparina).
Fuentes de grasas y azúcares simples
El plan establece además que un 70% del menú debe ser comprado a productores locales.
Para el 2025, el Congreso de la República asignó Q3 mil 439.3 millones al Programa de Alimentación. De ese presupuesto, la inversión del Mineduc es de 6 quetzales por estudiante, en los niveles de preprimaria y primaria, y de 4 quetzales para Básico y Diversificado, cifra que únicamente cubre el costo de los alimentos y no de su preparación ni distribución.
Foto: Mineduc
La calidad de los menús
Andrea Sosa, nutricionista pediátrica, explicó que los menús están diseñados a nivel técnico y profesional por nutricionistas: “Tienen lo necesario para llenar los requerimientos básicos de una refacción. En cuanto a la cantidad y calidad de los diseños de menú, van acorde a lo que se necesita en la población estudiantil. Están diseñados incluso con los costos máximos que pueden cotizar los proveedores del Estado”.
La variedad es uno de los aspectos que se consideraron en la elaboración de los lineamientos, explicó. “Por ejemplo, los menús de lunes a viernes no podían basarse en darle un huevo en todas las refacciones a los niños. Entonces por eso es que en algunos menús se ve pollo, o huevo, o carne, ya sea de cerdo o de res, o algún lácteo, pero va a depender mucho también de la infraestructura que pueda tener la escuela”.
De acuerdo a Sosa, las porciones servidas a las y los estudiantes no son almuerzos, sino refacciones, por lo que constituyen un complemento a la dieta que reciben en casa y no un sustituto de ésta.
“También debemos de contextualizar que una refacción no va a tener el mismo contenido calórico. Una refacción estamos hablando de un 10 a un 25% de los requerimientos del día. No es ni la mitad de lo que debemos ingerir”, indicó. “Por ejemplo, ese menú, que andaba circulando en redes, tiene una carne con verduras picadas, sobre unas tortillas, tenía banano, tenía su refresco. No estamos hablando de un almuerzo, se entiende que es una refacción, y dentro de esa refacción a mí sí me parece que era balanceado”.
Uno de los menús planificados para el departamento de Quetzaltenango este año. Foto: Mineduc.
En cuanto si el presupuesto es suficiente para cubrir el costo de alimentos que cumplan con los criterios nutricionales del PAE, Sosa señaló que es difícil de estimar debido a que los proveedores del Estado venden a precios mayores que los del mercado. El atraso en los pagos, que pueden demorarse hasta un año, es una de las circunstancias por las que estas empresas suben sus precios, lo que repercute en la elección y cantidad de las refacciones.
“Muchos menús, por dar un ejemplo, contemplan darle al niño un huevo diario. Pero hay proveedores que pueden llegar a vender el huevo casi a 3 quetzales. Entonces imagínese, solo le queda un poquito de presupuesto para contemplar lo demás que tiene que llevar el menú”.
La alimentación escolar en los territorios
Un técnico de servicio de la Dirección de Fortalecimiento de la Comunidad Educativa (DIGEFOCE) consultado, quien labora en el área de Izabal, refirió que en las comunidades rurales la gran mayoría de las escuelas optan por entregar bolsas de víveres en vez de alimentación preparada, ante la falta de infraestructura adecuada y de mano de obra para cocinar. De acuerdo a datos oficiales, solo uno de cada diez establecimientos en el país cuenta con una cocina, el 23.90% carece de energía eléctrica y el 15% no tiene servicio de agua entubada.
Las raciones alimenticias de las bolsas deben contener los mismos grupos de nutrientes que las porciones servidas. Sin embargo, refiere el técnico, el contenido de las bolsas de víveres no es aprovechado en su totalidad por el estudiante, pues se reparte entre toda la familia.
Magdalena Pérez, comisionada temporal de administración educativa de Livingston, informó que las escuelas y las OPF tienen que suplir las carencias que no cubre el presupuesto para el PAE con colaboraciones de las municipalidades, de oenegés, o con sus propios recursos. Y en la mayoría de ocasiones, la elaboración de las comidas depende del trabajo no remunerado de las mujeres. Se espera que sean las madres de familia quienes limpien y cocinen las refacciones, ya que el presupuesto no alcanza para pagar a cocineras, ni tampoco se contempla hacerlo dentro del programa. Esto supone una carga de trabajo extra para las mujeres, quienes, además de las labores domésticas y el cuidado de infancias en sus hogares, tienen empleos formales o informales.
La mejora de la condiciones de infraestructura ya existentes en las escuelas, así como el fortalecimiento de los programas -entre los que se encuentra el de Alimentación Escolar-, es una de las metas planteadas para el Mineduc este año. Se prevé el remozamiento de 10 mil escuelas, lo que incluye la reparación de sanitarios, aulas y cocinas.