‘Lady Hércules’, la mujer más fuerte del mundo
Triunfó el pasado siglo a nivel mundial con sus exhibiciones y espectáculos circenses, obteniendo un Récord Guinness que mantuvo vigente 75 años. Nunca fue tildada de ‘marimacho’ por su robustez, más bien lo contrario, «una mujer bella, perfecta y encantadora»
Nació en la parte trasera de un vagón circense, en la ciudad minera e industrial alemana de Essen, en 1884. Katharina Brumbach fue una de las hijas de una familia numerosa que había hecho del espectáculo su forma de vida, un terreno en el que ella logró fama mundial gracias a su fuerza, lo que la llevó a ser ovacionada el pasado siglo en pleno Madison Square Garden.
Desde bien pequeña practicó deporte, convirtiéndose en toda una especialista de la lucha libre y de la halterofilia, con levantamientos que dejaban pasmados a propios y extraños. Su cuerpo parecía estar destinado para ello. Siendo adolescente ya pasaba del 1,80 de altura, y rondaba los 100 kilos. Entre varios de sus números protagonizaba un reto junto a su padre, quien ofrecía una cuantiosa suma de dinero al que se atreviera y superara a su hija en un combate o levantando peso. Nadie nunca lo logró.
Uno de estos valientes fue Max Heymann, un joven acróbata de 19 años, tres más que ella, con quien se terminó casando poco después y formando pareja artística, antes de trasladarse juntos a Estados Unidos. Allí fue donde tomó el sobrenombre de ‘Sandwina’, haciendo referencia a Eugen Sandow, el padre del culturismo moderno. A él precisamente le arrebató en 1911 el récord de levantamiento de peso. Ella, que por aquel entonces tenía 27 años, 17 menos que Sandow, logró alzar 136 kilos sobre su cabeza, y con una sola mano. Él solo consiguió levantar los mismos, pero hasta la altura de su pecho. Una hazaña que luego se incluyó en el Libro Guinness de los Récord, y que se mantuvo vigente durante 75 años.
Lo de levantar peso más allá de su altura, ya de por sí elevada, era lo que solía hacer con su marido en pleno show, con una sola mano, como si fuera un muñeco. También levantaba a la vez a varios hombres, como si de chiquillos se trataran, doblaba barras de hierro como si nada, hacía malabares con balas de cañón o sostenía sobre su pecho un carrusel con media docena de personas. Pero sin duda uno de su número estrella, el que puso en práctica en la década de los años veinte, era el conocido como ‘El puente del poder’, en el que ella se colocaba como la base de un puente, con rampas de madera, por el que desfilaban hombres a modo de centurión romano, dos de ellos pasando incluso a caballo.
Eso le valió ser apodada como ‘Lady Hércules’, reconocida en todos los rincones como la mujer más fuerte del mundo. Incluso hasta varios médicos estudiaron su robusto cuerpo y forma física, llegando a la conclusión de que Katharina era «una mujer perfecta». Si viviera ahora, muchos a buen seguro le lanzarían ciertos improperios como ‘marimacho’, pero en aquella época, y aunque pueda parecer curioso, tenía la admiración y el respeto de todo el mundo. De ella solo se leían en las publicaciones de entonces calificativos como «femenina», «glamurosa», «bella» o «encantadora».
Activismo social
Cuando ‘Sandwina’ tenía 57 años, después de recorrer Estados Unidos y toda Europa, decidieron cambiar de vida, abriendo un restaurante especializado en parrilla en Queen’s, Nueva York. Pero lo cierto es que ella nunca dejó del todo de sacarle partido a su fuerza, ya que de vez en cuando deleitaba a sus clientes con alguno de sus famosos números, alzando a su marido por todo lo alto. Una fortaleza y salud de hierro que se vio resquebrajada en 1952, cuando falleció víctima del cáncer a los 68 años.
Más allá de los escenarios Katharina Brumbach también destacó por su activismo, como defensora de los derechos de las mujeres, siendo conocida como ‘La Sufragista’. Llegó a ostentar el cargo de vicesecretaria de la primera sociedad femenina del mundo del circo, Suffragette Ladies of the Barnum & Bailey Circus, que aglutinaba a casi un millar de mujeres. Junto a otras asociaciones como la Woman’s Political Union contribuyeron a que en 1920 se reconociera el derecho al voto de las mujeres en Estados Unidos.
Fuente: El Correo