San Valentín y los mitos del amor romántico
Hoy es el día de San Valentín y en nuestra sociedad no nos faltan creencias irracionales y directrices sobre cómo debemos vivir nuestras relaciones afectivas y celebrar este día.
Desde Fundación Mujeres queremos aprovechar la ocasión para desmontar algunos de los mitos más conocidos del amor romántico que nos inculca la sociedad machista en la que vivimos y que derivan, inevitablemente, en violencia.
1. Quien te quiere no te hará llorar. Permitir que el dolor se apropie del concepto “amor” es muy peligroso. El maltrato, la falta de cuidados o la indiferencia nunca formarán parte de una relación sana ni deben ser soportadas “en nombre del amor”. Quien bien te quiere te hará cuidará, te apoyará y buscará tu felicidad, no tus lágrimas.
2. No tenemos una media naranja. La idea de considerar a otra persona como una extensión de nuestro propio cuerpo, nos lleva a interiorizar que somos personas incompletas y que solo podremos alcanzar la plenitud y la felicidad al encontrar a ese “verdadero amor”. Por supuesto, no somos seres incompletos y en una relación afectiva que esté formada por dos (o más) personas siempre van a surgir diferencias, lo cual no significa que la relación no pueda funcionar.
3. El amor no todo lo puede. En muchas ocasiones, por mucho que se quiera una pareja, el amor no basta. De hecho, “este mito puede ser usado como una excusa para no modificar determinados comportamientos o actitudes, o puede llevar a que ni siquiera se vean graves conflictos de pareja. Ya sabemos que, además, el amor es ciego”, explica la periodista Nuria Varela.
4. El amor a primera vista no existe. La idea del flechazo nos hace idealizar relaciones superficiales y a menospreciar o ignorar otras que nos pueden enriquecer por el hecho de no haber existido esa supuesta química inicial en el primer momento.
5. Sí puedes enamorarte de dos personas a la vez. El mito de la exclusividad sigue conllevando conflictos internos y relacionales a muchísimas personas. Si bien es cierto que durante la fase de enamoramiento es muy difícil fijarse en otras personas (ya que el cóctel hormonal que implica el enamoramiento nos “impide” tener ojos para alguien más), una vez llegamos al estado de “amor maduro” es posible sentir atracción o afinidad con otras personas sin que esto signifique que se haya dejado de querer a la pareja/s.
6. Los celos nunca serán una prueba de amor. La monogamia siempre nos ha inculcado la necesidad de considerar a tu pareja como una posesión, la cual ha sido durante años la excusa más empleada para “justificar” la violencia machista. Los celos son un signo de inseguridad y de dependencia, no de amor.