Mujeres que expresan: el ejercicio periodístico en Guatemala

Por Nancy Martínez Rodas 

El silencio de las mujeres, otras autoras lo nombran como El cautiverio de las mujeres o también, La guerra contra las mujeres. En sí, estos apelativos lo que buscan y plantean es dar a conocer el acceso a unos de dominar a otros, es decir, el sistema patriarcal pretende el dominio sobre el cuerpo y la voz de las mujeres, por lo que en esta reflexión ahondaremos alrededor de ese modelo tácito del silenciamiento a las mujeres y la relevancia de no callar, de escribir.

Ya se ha establecido que las mujeres que leen son peligrosas. Imaginen entonces el peligro que han representado para el statu quo las mujeres que escriben. Sí, se habla de una doble transgresión, o bien podemos pensar en más transgresiones, como lo estableció Virginia Woolf en 1929, pues no solo se requiere que lean, sino que trasladen eso que reciben en palabras, dando voz a los más internos deseos, denuncias, reclamos, visiones, en sí, a dar cuenta de la otra historia, esa que se escribe con minúscula.

Ha sido una experiencia interesante reconocer que en la Guatemala urbano-ladina, las mujeres desde el siglo XIX se han posicionado como sujetos de voz para reclamos y peticiones de derechos por medios escritos. Fueron las distintas tertulias, las cercanías a los espacios de creación-poder, que les permitieron publicar en periódicos de la actualidad, podemos consultar y releer. Tenemos a la antecesora María Josefa García Granados, conocida como La Pepita, una voz potente y transgresora que, por diversos medios, a inicios del siglo XIX habla de esa doble moral, que aún hoy nos caracteriza y vincula con reclamos y desigualdades sociales, económicas, políticas, étnicas, entre otras. Así, contamos con Jesús y Vicenta Laparra, dos hermanas que abrieron un portal de publicación con los periódicos La voz de la mujer y El ideal, espacios escritos que, en la segunda mitad del siglo XIX, permitieron visibilizar las preocupaciones y necesidades del grupo de mujeres dentro de la urbe. 

Así, llegamos a la primera mitad del siglo XX y nos encontramos con muchas mujeres que utilizaron el medio del ensayo para proponer cambios y dar a conocer una visión, otra. Contamos con la Sociedad Gabriela Mistral que publicó en la revista Vida, dándose a conocer como un grupo de mujeres feministas que en el año 1925 buscaban la instrucción y mejores accesos para todas, entre ellas las obreras y las de clases menos acomodadas. También nos topamos con la revista Nosotras, periódico dirigido por Luz Valle que publicó durante 10 años escritos de mujeres en Guatemala.   

En este tiempo de la historia, se reconoce que existen más periódicos y revistas de circulación nacional y extranjera, como El Imparcial, Alma América, entre otros, en los que publicaron mujeres diversas, a las cuales aún hoy se les tiene pendiente de revisar y de crear una historiografía.

Para la segunda mitad del siglo XX, las acciones desde distintos colectivos, tanto internacionales como nacionales, abrieron la puerta para que más mujeres se adscriban a la profesión de periodismo, sí, ya se definen como mujeres que trabajan como comunicadoras y que investigan para dar cuenta de un evento o noticia. Es aquí cuando encontramos ya en periódicos de distribución nacional a mujeres como Romelia Alarcón Folgar, Margarita Carrera, Ana María Rodas, Gloria Menéndez Mina, entre otras que abren brecha para contar hoy con diversos nombres como Iduvina Hernández, Vania Vargas, Myrna Eligia Torres Rivas, Quimy De León, Lucy Chay, Beatriz Lix, Ana Alfaro, Violeta Zetino, Jamin Ana Silvia Monzón,, Jessica Gramajo, Marielos Monzón, Eslly Melgarejo, Imelda Tax, Lucía Escobar, Lucía Ixchíu, Regina Perez, Isela Espinoza entre muchas otras que ejercen el periodismo y reivindican este, como una de las profesiones más importantes del mundo actual.

Y podemos preguntarnos, por qué es importante para las mujeres en Guatemala, pues no solo es una disciplina muy necesaria en la actualidad, en donde el intercambio de información cada día se hace más complejo, a pesar de contar con la mayor cantidad de medios disponibles, tanto virtuales como analógicos. Además, esta representa la materialización del derecho constitucional tanto individual como social, descritos en los artículos 35 y el 63. Es decir, el derecho y la responsabilidad que se insertan en la vivencia de la libre expresión del pensamiento por cualesquiera de los medios disponibles, así como la promoción de la libertad de expresión creadora tanto profesional como económica. 

A pesar de contar con esta antesala jurídica, debemos unir las distintas agendas y convenciones a las cuales Guatemala se ha adscrito, como por ejemplo la Agenda 2030, o la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer -CEDAW-. La primera, en sus distintos objetivos, tanto el 5 como el 16, y artículos de la CEDAW, como el 3 y el 11, por ejemplo, plantean la obligación del Estado firmante a velar por la dignidad de la persona, la igualdad de género y la libertad de ejercer el periodismo en el país. 

Es esta profesión, junto a la libre expresión del pensamiento, la que por proyectos políticos autoritarios se ha visto amenazada y criminalizada en la libertad de su ejercicio, no solo en Guatemala, sino que en el mundo entero a lo largo del tiempo. Es el uso de la violencia política la que discrimina y vulnera a las mujeres en su capacidad de denuncia sobre la corrupción, sobre el despojo, entre otras problemáticas sociales; acción que realizan en la búsqueda de la vida buena, en la promoción de bienestar individual y comunitario, en la defensa del territorio. Es el acoso digital, la difamación misógina hasta el encarcelamiento, la violenta acción para silenciar la voz de las mujeres en países como Guatemala. Es esa persecución, la amenaza que hoy pretende ser un castigo ejemplar, a las mujeres que han decidido ser una voz comunitaria para denunciar los errores de quienes ejercen cargos públicos, o de proyectos productivos que lejos están de ser sostenibles. 

Por las anteriores razones, es el Estado de Guatemala, quien cuenta con los mecanismos legales y la obligación jurídica de asegurar el libre ejercicio de la expresión de pensamiento de las mujeres. Es quien debe asegurar que se aplique el Estado de Derecho, y el libre proceso, que se busque a los represores y que sus acciones violentas no queden en la impunidad. Por lo tanto, es el Estado el designado y el responsable de velar por una vida en democracia, y de asegurar una vida buena para sus ciudadanos y ciudadanas, ejerciendo su función inherente, la protección de las libertades suscritas en su carta magna y en las convenciones y agendas firmadas.

Así, para concluir, en este espacio se ha revisado la historia, vemos que no es nuevo el ejercicio periodístico de las mujeres en el país, así como no es nuevo conocer distintas biografías de la vida de quienes se han atrevido a ejercer esta profesión. Algunas, tanto en el siglo XIX como en el actual, se vieron forzadas al exilio, a resguardarse de un espacio que representa amenazas para su vida, porque otras no corrieron con la suerte de escapar del enemigo, Irma Flaquer, por ejemplo. Es el sistema patriarcal el cual a través de la historia ha modelado y creado los mandatos del deber ser de las mujeres, es este sistema el que se une a proyectos extractivos y capitalistas, logrando generar mayores presiones para que el statu quo se mantenga y cuente con el trabajo no pago de las mujeres, más concretamente, en las labores de cuidado y reproducción. 

Habrá una disposición a que ciertas voces de mujeres se escuchen y tengan el espacio de acción, hoy día podríamos pensar en el ejercicio de la fiscal general, o por el contrario, serán otras, que como periodistas en el exilio, quienes sean calladas y perseguidas por contar con una voz disidente, que pone en duda un monólogo hegemónico desde el neoliberalismo mal entendido en el país y de la falsa consciencia. Por ello, desde los distintos feminismos, no solo basta una mujer en cargos públicos, es necesario que estas utilicen su voz para enfrentar dinámicas estructurales de poder, en donde se cuestionen las distintas opresiones. Una de ellas sería el silenciamiento a las mujeres, ante lo cual, como comunidad, tanto hombres como mujeres en nuestra diversidad, clamemos por igualdad de espacios y del respeto a la dignidad en el ejercicio de la libre expresión y propuestas en un país plural y democrático.

Referencias: 

Castañón, M. (enero 3, 2024) Así es ser mujer periodista y enfrentarse a un sistema débil y cuestionado. Nuestras historias, escribamos un capítulo nuevo. En: https://www.nuestrashistorias.com.gt/asi-es-ser-mujer-periodista-y-enfrentarse-a-un-sistema-debil-y-cuestionado/  

Historia de Guatemala (2019) Listado de Periódicos y publicaciones de la Hemeroteca Nacional de Guatemala. En: https://www.historiagt.org/articulos/item/96-listadohemeroteca  

Constitución Política de la República de Guatemala. En: https://www.cijc.org/es/NuestrasConstituciones/GUATEMALA-Constitucion.pdf  

Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia -Segeplan (2015). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Metas priorizadas para Guatemala. En: https://pnd.gt/Documentos/ODS_Metas_priorizadas.pdf  

Sistema de Naciones Unidas de Panamá, (2010). Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). En: https://igm.gob.gt/wp-content/uploads/2017/09/convencion-sobre-la-eliminacion-de-todas-las-formas-de-discriminacion-contra-la-mujer.pdf 

Nancy Martínez

Guatemalteca, psicóloga clínica con maestría en Literatura Hispanoamericana de la Universidad Rafael Landívar y maestría en Estudios de Género y Cultura de la Universidad de Chile. Investigadora, docente universitaria y empresaria.

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