Mariana Palencia: fuimos dos niñas que crecimos juntas en un mundo muy distinto al de muchas personas. Parte III.
Mariana Palencia fue la hermana mayor de Kimberly Mishel Palencia, quién fue quemada junto a las 41 niñas de la tragedia del Hogar Seguro Virgen de la Asunción el 8 de marzo de 2017. Todas ellas estaban protestando para que el albergue estatal les brindara condiciones más dignas y humanas. A seis años de la catástrofe, Mariana decide compartir la historia de su hermana para darle rostro y voz a quién el Estado le arrebató la vida.
Esta es la tercera parte de su historia.
Pasó el tiempo y llegó el momento de las inscripciones en la escuela. Yo no sabía qué hacer ya que en el ciclo básico era más gasto. A mi hermana ya le tocaba sexto grado.
Algunas personas nos regalaban cuadernos, crayones. Siempre la gente ayuda. Una señora me dijo que me apoyaría para sacar los básicos, y pues acepté. También ayudó a mi hermanita. Nos inscribimos en la misma colonia, no muy lejos de la casa.
Yo entré a primero básico y empezaron las clases. Todo marchaba bien. Yo no tenía amigas ya que la mayoría se fue lejos de la colonia. Tuve una amiga que desde primero primaria estuvo conmigo pero se había ido de la colonia y no sabía nada de ella.
En fin, entré extraña, sin conocer a nadie. Un día empecé a hablar con unas chavitas y a la hora de receso estábamos en el patio y sin querer dije una mala palabra: la maestra estaba justo detrás. Me puso a hace sentadillas en medio del patio frente a todos. Tenía que hacer 100 ¡qué vergüenza! Pero sentí que lo merecía todo por querer encajar con alguien. Todos se rieron pero hice las 100 sentadillas y regresé al período que me tocaba. Sentí que era lo más tonto que había hecho.
A mi hermanita le fue bien. Tenía muchas amigas, entre ellas una que sabía que mi papá nos pegaba pues la conocía de antes y sabía todo lo que pasó. Todo marchaba bien, todo estaba bien. Yo seguía estudiando por la tarde y ella siempre en la mañana. Todo iba bien.
Yo saqué primero básico y pues llegó el momento de mi hermana de terminar sexto primaria. No había dinero pero algunas personas colaboraron para comprarle la blusa y la falda. Usó una blusa turquesa, falda negra, y los zapatos…pues una señora se los regaló, o mejor dicho, se los prestó.
El acto de cierre lo iban a hacer en el salón que estaba en la iglesia católica cerca de la casa. Iba mi hermana grande y yo con una amiguita. Todo fue muy bonito, estaba todo bien adornado y nos prestaron un anillo solo para simular que le poníamos uno. Nos tomamos fotos y yo me sentía muy contenta por ella.
Luego una señora le ofreció trabajo a mi hermanita. Era de comida, que ella llevaba a San Cristóbal. Mi hermana aceptó, empezó a trabajar y todo iba bien. Yo saqué segundo básico. Mi hermana ya no pudo; ella se esforzó trabajando y la señora no le pagó. No solo eso, encima la señora no trabajaba. Estuvimos cobrándole y nada.
La gente se aprovechó mucho de nosotras, siempre nos vieron como que no valíamos nada pero seguimos adelante. Sabíamos que tarde o temprano lo iba a pagar por engañar a mi hermana. Yo me llené de coraje porque era injusto, pues mi hermanita se decepcionó mucho y ya no quería nada.
Pasó el tiempo y yo saqué segundo básico, solo que me salí ya finalizando. Me dieron mi certificado; la verdad quería trabajar ya que casi desde pequeña empecé. Una señora me ofreció trabajo en un lugar que se llama Cenma. Vendía refacciones, y pues le dije que sí.
Llegaba a las 6:00 a su casa y agarrábamos para allá. Llegaban casi solo hombres. Yo despachaba atol y hacía panes, limpiaba, hacía mandados y me mantenía sola. Todos los hombres me veían feo, me molestaban y a mí no me gustaba eso. No respetaban, pero igual estaba trabajando y pues ni modo, solo los ignoraba.
Para mi sorpresa me pagó una miseria, luego me despidió cuando ya todo estaba en silencio. La gente seguía aprovechándose de mí y me seguían mintiendo. Llegué a la casa muy decepcionada.
Después me ofrecieron trabajo en el mercado: un trabajo de despachar frijol y otras cosas. Pues acepté. Seguí trabajando y todo salió bien. Ahí sí me pagaban bien pero solo era temporal, así que lo estaba aprovechando. Llegaba temprano y me iba a las 17:30 porque entregaba cuentas. Se vendía bastante y me iba bien. Yo era muy amable con la gente y me portaba bien.
Pasó el tiempo y a mis abuelos les entró la locura y nos volvieron a sacar de la casa. Paramos con la misma señora y ahí empezó mi vida bien hasta que conocí a un hombre que hasta hoy no sé si lo quería o solo porque me sentí sola. La cosa es que empecé a andar con él, y al tiempo mi abuela nos regresó a la casa y seguí saliendo con él, pero estaba confundida ya que le tenía cariño a otra persona.
Dejé que pasara el tiempo pero todo fue muy rápido. Aparentemente el muchacho era bueno, iba a la iglesia y todo y me llevó a su casa y sin yo saber me esperaba un infierno más.
Salí embarazada y me fui con él. Todo parecía bien pero él era violento. Me golpeaba, me trataba mal. Todo el embarazo me golpeó. Estuve a punto de perder a mi bebé. La mamá de él era muy mala (el papá no porque no se mantenía dentro de la casa) pero para no entrar en muchos detalles, me golpeaba mucho y yo no era feliz.
Trabajé en la calle vendiendo en los semáforos, vendía bastante pero no era feliz. Sentía como si estuviera viviendo de nuevo mi vida pasada. Sentía miedo. Era sumisa.
Continuará.