María Irene, la vendedora de pan que acompañó la marcha del #8M
Foto: Mardoqueo Matías.
En el Día Internacional de la Mujer cientos de mujeres se movilizaron en defensa de sus derechos. Cada una de ellas tiene una historia que vale la pena contar. Algunas han participado desde hace varios años en actos políticos, como la marcha del sábado 8 de marzo, y otras llegaron por primera vez. María Irene es una mujer trabajadora que compartió su experiencia presenciando la lucha feminista y lo que significa para ella.
Por Jasmin López
El pasado 8 de marzo, María Irene Mijangos se levantó a las cuatro de la mañana para que le diera tiempo de bañarse y dejar ordenada su casa, ubicada en el municipio rural de Palencia, antes de venir a la ciudad. Tenía planeado alcanzar la caravana feminista que salió del Palacio de Justicia rumbo a la Plaza de las Niñas. Solo que en vez de carteles, pañuelos verdes y morados, o tambores, María se trajo una caja plástica con el producto que vende durante el día.
Ella no pertenece a ninguna colectiva. Vino como lo hace de lunes a domingo a trabajar en las calles de la zona 1 de la ciudad de Guatemala. Al igual que siete de cada diez mujeres trabajadoras, gana su sustento en el trabajo informal. Vende pastelitos, donas y pan piedra con chocolate que trae de Palencia.
Este día decidió, por primera vez, caminar junto a las cientos de mujeres mayas, xinkas, garífunas, afrodescendientes, trans, lesbianas, bisexuales, adolescentes, ancianas, niñas, estudiantes, madres y también trabajadoras, que exigen una vida digna y libre de violencia.
“Yo me dirigí a las dos cosas, porque tampoco puedo dejar mi trabajo, y a acompañar la marcha porque es un gusto, para que haya más protección hacia nuestra niñez, hacia nosotras que andamos trabajando también. Se pueden hacer las dos cosas a la vez”, explicó.
Mijangos define su quehacer del día a día como “saltar en un pie”, ya que desde que alumbra el sol hasta que cae la noche, su rutina incluye cuidar a niños y enfermos entre varias cosas a la vez.
Creció en el campo, donde trabajó en el cultivo y la venta de chocolate y café “libreado”, papa, tomate, arroz, maíz. Ha sido enfermera particular, empleada doméstica y peluquera. Además, ha sacado adelante a cinco hijos y ha ido a traerlos a la escuela, dejarlos en la casa y darles de comer para luego regresar a poner inyecciones, cortar pelo o trapear pisos.
Desde que su hijo mayor entró a la primaria, María Irene se convirtió en el principal sustento de su familia, como ocurre en el 32% de los hogares guatemaltecos. Datos de la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 2023 muestran que las mujeres ganan en promedio Q808 menos que los hombres y dedican cinco veces más tiempo a labores no remuneradas (quehaceres y cuidados).
Foto: Jasmin López.
En la Sexta, en lo que despachaba sus postres, la vendedora escuchó las demandas de las manifestantes: “¡Que no haya más violaciones, que no haya maltrato sexual, que respeten nuestros derechos!”, fueron algunas de las que consideró más importantes.
Otras propuestas hechas por la Coordinadora 8 de Marzo, organización que convocó a la marcha, son: garantizar a las mujeres el acceso a la alimentación, la tierra, el empleo digno, así como a la justicia transformadora y reparadora.
Las manifestantes llamaron también la atención a atentados recientes contra los derechos humanos: los desplazamientos forzados de comunidades mayas en Izabal y de mujeres palestinas en Gaza, la criminalización hacia feministas y defensoras de la tierra, y el bloqueo de ayuda internacional que afectó proyectos que brindaban servicios de salud sexual, reproductiva, métodos antifecundativos y atención a VIH.
María Irene también tiene una petición para las autoridades: “Que estén pendientes de la niñez para que así no pase tanto caso triste que se oye: niñas embarazadas, niñas abusadas. Aquí vivimos con miedo, no andamos tranquilas. Necesitamos que todas las niñas tengan el derecho a ser libres”, agregó.
Al mediodía, cuando la caravana arribó a la Plaza, a María todavía le quedaba más o menos la mitad del producto. En un día gana de Q40 a Q50. Aunque es muy poco, saca por lo menos su plato de comida, dijo.
Aún así, fue un buen día. Le gustó ver la marcha, la batucada de las y los estudiantes del Proyecto Puente Belice, las consignas rítmicas de las diferentes colectivas. Lo que más le llamó la atención fueron los carteles.
“El que me gustó fue uno donde dice que aunque andemos con ropa y sin ropa nosotras merecemos respeto”, expresó. “A veces el hombre mira un cuerpo y lo quiere tocar, quiere abusar. Y no. Tiene que haber un permiso para que toquen nuestro cuerpo”, analizó.
Mijangos consideró que tal vez venga de nuevo, el próximo año, a la siguiente marcha. “Está muy bonito, porque ahí nos hacen saber que nos cuidamos entre nosotras mismas. Si no hay quién nos cuide, nosotras mismas nos tenemos que cuidar”, agregó, antes de continuar su jornada.
Obtén más información de la marcha del #8M2025 en el siguiente link:
https://www.rudagt.org/temas/mujeres-guatemaltecas-reclaman-derechos-y-justicia-este-8m2025