Las madres indígenas son las primeras maestras de los idiomas originarios

El idioma es parte de nuestra vivencia y el primer contacto es con nuestra madre, así lo describen dos mujeres indígenas que son madres y abuelas. Se encargan de preservar sus idiomas maternos en sus familias con la enseñanza desde el hogar.

Por Prensa Comunitaria*

En Guatemala se hablan 25 idiomas, incluyendo 22 de la comunidad lingüística maya, así como el Xinka, Garífuna y el español. Sin embargo, algunos idiomas corren el riesgo de desaparecer debido al poco número de hablantes con que cuentan, de acuerdo con los últimos datos de la UNESCO.

En las comunidades, las nuevas generaciones están dejando de utilizarlos para la comunicación diaria y en algunos casos solo se habla con las personas mayores. Aún así existen esfuerzos importantes por mantener vivos los idiomas y las principales maestras son las madres.

La primera comunicación de un bebé es con quien lo recibe en brazos por medio de gestos, sonrisas y frases de cariño. Las madres indígenas son estas personas que enseñan las primeras palabras en su idioma materno y quienes promueven su uso en las comunidades.

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https://prensacomunitaria.org/2025/02/el-idioma-materno-la-riqueza-de-los-pueblos-y-una-herencia-de-los-ancestros/

Estas son las historias de mujeres que además de transmitir el idioma enseñan a sus hijos y nietos el valor del cuidado de la madre tierra, el cuidado del cuerpo y el espíritu.

María Us: “El idioma es parte de nuestra vivencia”

Cuando fuimos a la escuela los maestros eran ladinos y nos decían que debíamos hablar español, recuerda María Us, originaria de Sololá, pero residente en San Juan Comalapa, Chimaltenango.

Doña María tiene 55 años, habla Kaqchikel y K’iche’ y señala que gracias a que “a escondidas” hablaba los idiomas pudo preservarlos y que sus hijas los aprendieran.

Retrato de María Us. Foto de Joel Solano

Retrato de María Us. Foto de Joel Solano

“Me alegra bastante saber los dos idiomas, porque al hablar nuestro idioma no se puede olvidar, se vuelve a revivir. Lo que quieren es que ya no lo hablemos como lo hacen con nuestra vestimenta, es lo que veo, por ello yo les he enseñado a hablar desde pequeños”, indica.

El lenguaje es parte de uno, agrega María, al describir por qué es importante hablar en el idioma materno. “Es parte de nuestra vivencia, de sentir, de decir las cosas en nuestro idioma, es una forma de convivir con nosotros como pueblo o familia. Hablar en español es diferente y en Kaqchikel es distinto”.

El artículo académico ¿Somos una persona distinta cuando hablamos otro idioma?, describe que los idiomas mayas suelen tener una ventaja emocional sobre el español: los hablantes bilingües sienten una mayor intensidad emocional cuando usan el idioma maya, especialmente al recordar experiencias vividas en ese idioma.

María Us relata que quienes le enseñaron a hablar los idiomas que domina fueron su abuela, tíos, papá, mamá, como hijas, hermanas y hermanos. “Así lo hacemos hoy en día, lo hablo con mis hermanos, y así quisiéramos para nuestros sobrinos y nietos”, expresa.

Hablar en nuestro idioma es una riqueza, es una forma de transmitir nuestras palabras, me siento muy bien y no me siento avergonzada, indica Us.

Es muy importante hablar con los hijos e hijas porque ahí se deja el legado de nuestro idioma para que no se pierda, manifiesta doña María, sí tiene mucha importancia nuestro idioma para que nuestros hijos y nietos sigan con esa semilla que siga viviendo en nuestro idioma materno.

Además de transmitir el lenguaje se transmiten otros valores. María se considera una defensora de los derechos de la madre naturaleza. Ella desde su territorio defiende y protege el agua, la tierra, el bosque; no apoya el uso de los químicos, de los fertilizantes que dañan la tierra, proteger con reforestaciones la madre naturaleza es importante para ella. Es defensora de la madre naturaleza desde hace 20 años.

Las madres somos las que enseñamos más, porque los hijos están con nosotras desde que nacen. Le agradezco a las madres que siguen hablando nuestro idioma. Me considero una maestra al igual que mi madre y abuela porque estamos enseñando el idioma, una herencia que no se debe perder, indica María Us, como un mensaje final para las nuevas generaciones.

Margalena Ajcac Hí: “Nuestros padres nos educaron en idioma Tz’utujil”

Curandera ancestral, portadora del legado de la curación espiritual, reconectando cuerpo y espíritu, Margalena Ajcac Hí, originaria de Tz’unun Ya’, tiene 73 años y reside en el municipio de San Pedro La Laguna, Sololá.

Su trabajo ha estado al servicio de las comunidades originarias desde hace muchos años, muy consciente de la conservación de la identidad milenaria. Margalena Ajcac recalca que es muy importante conservar nuestras prácticas, creencias, y sobre todo la conservación del idioma Tz’utujil.

Su especialidad ha sido trabajar el masaje abdominal, sobre el cuidado de las mujeres, también es curandera de niños y niñas, especialmente en el cuidado especial y espiritual.

Margalena relata que su idioma originario es el Tz’utujil y es el que utiliza para dirigirse a sus hijos y familia. “Les hablo en Tz’utujil, para que se preserve, hay ciertas reuniones donde se requiere del idioma. Es preciso no mezclar el Tz’utujil con el español. Los padres nos alegramos con la conservación del Tz’utujil. Corrijo a mis hijos de cómo debe emplearse el idioma, me dirijo a mis nietos empleando el Tz’utujil. Tiene un origen ancestral nuestro idioma”, explica en su idioma originario al periodista Nuto Chavajay, uno de los autores de la nota.

Margalena es hablante Tz’utujil de San Pedro La Laguna, Sololá. Foto de Nuto Chavajay

Cuando Margalena creció no había acceso a educación en las escuelas y sus padres la educaron en el idioma Tz’utujil, y así mantuvieron la comunicación totalmente en Tz’utujil. Todo se explicaba en el idioma originario.

“Actualmente a los niños les hablan únicamente en español. En la escuela enseñan mayormente el español, mientras que en casa debemos fortalecer el uso del Tz’utujil, que los niños sean bilingües, eso les digo a mis hijos. Exhorto a mi descendencia a brindar respeto y saludar a los ancianos y todas las personas, de manera que revivamos el valor del respeto. Doy instrucciones en Tz’utujil para comer y convivir con mis hijos, me alegro con ellos”, indica la curandera ancestral.

Entre tejidos y curaciones

En nuestras infancias confeccionábamos tejidos y el lavado de ropa, actividades que continué realizando durante el matrimonio. Posteriormente, comencé mi trabajo de curandera, de servicio comunitario, yo iba a las casas o venían a mi casa, con los que requieren curaciones, siempre he utilizado el Tz’utujil, relata.

Los visitantes que recibe le hablan en español, relata Margalena, muy poco les entiende. Y explica que la acción de curar no la hace sola, invoca mayormente a la fuerza del Ajaw. El Ajaw fue el centro del cosmos, un enlace entre el mundo de los dioses y el de los antepasados ​con el mundo terrenal.

“Hay familiares y conocidos que reconocen que me expreso bien en Tz’utujil, y se comparan. Les exhorto que se comuniquen con sus padres en Tz’utujil para mejorar el idioma. Nuestros padres habían dicho que regresaría, se referían a que nuestro idioma Tz’utujil y nuestra vestimenta volvería a posicionarse. Ellos estaban agradecidos, oraron en diferentes lugares como los cerros y montañas. Deseo que las nuevas generaciones utilicen el idioma Tz’utujil”, agrega.

En el territorio Tz’utujil se puede continuar con la enseñanza del idioma ya que ahora los docentes son Tz’utujil y antes llegaban de otros municipios o eran ladinos. Margalena, envía un mensaje a la comunidad invitando a educar sobre justicia y buenas costumbres desde la casa desde el idioma originario para una mayor comprensión de la importancia de estos valores y finaliza diciendo: Que las palabras y conocimientos de nuestros abuelos regresen, es lo que les pido.

*Con información de Joel Solano y Nuto Chavajay

Prensa Comunitaria

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