“A mí me drogaron”: mujeres son vulneradas en bares y discotecas
El sábado 8 de febrero, a la caída de la tarde, Estela* acudió a un bar de La Antigua Guatemala en compañía de su novio y amistades. Ella y sus dos amigas acudieron a la barra para pedir una bebida muy conocida en el lugar, servida en un recipiente en forma de pecera, sin imaginar lo que esto representaría para su salud física y mental.
Por Ana Alfaro
Al ordenar esta bebida Estela se percató de la presencia de muchos meseros hombres, y que la orden demoró en ser atendida porque, al parecer, el personal estaba cobrando unas facturas.
“Pedimos una bebida que era de color azul y una que era de color rosado, y se tardaron como diez minutos en darnos lo que pedimos. Estuvimos en la barra platicando mientras esperábamos, no nos fuimos en ningún momento a la mesa ni a algún otro lado. Nos tomamos una foto y ya nos dieron lo que habíamos ordenado, y justo en ese momento llegó mi novio, y le pedí que me ayudara a llevarlo a la mesa”.
En su relato Estela contó que prefirieron llevar solamente las pajillas necesarias para las tres, porque no quería compartirlas con los demás amigos que se encontraban en el lugar. Ella no se esperaba que esta bebida le causara tanto daño y sensaciones en su cuerpo que nunca había experimentado.
“Mis amigas empezaron a tomar del azul, y yo empecé a tomar del rosado. Yo les dije que lo sentía muy fuerte, como que sabía mucho a tequila”. A sus 22 años Estela resaltó que no acostumbra a beber ni a salir, pero esta vez decidió hacerlo porque “todos ya se habían apuntado”.
Ella condujo el carro donde iban sus amigas para llegar a La Antigua Guatemala, y afirmó que durante todo ese día no había bebido ninguna bebida alcohólica. Aun así, en poco tiempo ella seguía con la sensación de que la bebida estaba muy fuerte. “Le dije a mi novio ‘Yo lo siento fuertísimo’, y él me dijo ‘Sí, mejor no tomes tanto’, entonces mis amigas lo probaron”, a todo esto, aseguró que la bebida nunca se quedó sin la vigilancia de ellas.
Cuando decidió ir al sanitario, identificó otra señal de alerta. “Al bajar al baño yo ya me estaba sintiendo mal, y cuando me levanté de la taza del baño, me fui para adelante”. Al ponerse de pie pensó que era imposible haberse emborrachado tan rápido. “Recuerdo que se me cayó el teléfono y cuando me agaché a agarrarlo, me fui de boca otra vez”, como pudo se incorporó y salió del baño.
Esto hizo que Estela y sus amigas comentaran que posiblemente ya estaban “borrachas”. Al salir del sanitario subieron de nuevo a la terraza donde se encontraban, en compañía del novio de Estela que las había acompañado hasta el baño. Después de ese momento, en la mesa, Estela y sus amigas querían ir a otro lugar y ella desistió de seguir tomando la bebida porque ya se sentía mareada. “Nos fuimos mis amigas, mi novio y otro amigo; éramos cinco, y al poner un pie afuera del bar, me descompensé”.
La Antigua Guatemala es un lugar turístico y de entretenimiento, ubicada a 40 km de la ciudad de Guatemala. Es un lugar visitado por la juventud debido a la gran cantidad de establecimientos para comer, bailar y beber.
Estela y sus amigas llegaron a la ciudad colonial a las 18:30 horas y a las 19:30, una hora después, se retiraron de ese bar, donde su estado cambió y marcó su estadía de forma negativa.
Con su grupo de amigas y amigos, Estela decidió ir a otro establecimiento, pero el guardia de seguridad le indicó que no la dejaría ingresar porque se veía mal, así que buscaron una banqueta para sentarse, sin imaginar lo que estaba por venir.
Al sentir deseos de vomitar, Estela alertó a sus amigas. “Empecé a vomitar espuma blanca con rosado”. Algo le decía a Estela que esta reacción no podía ser únicamente por alcohol, recuerda que empezó a llorar y dijo: “a mí me drogaron”.
Sus acompañantes sabían que ella no había bebido tanto como para estar en el estado en que se encontraba: su cabeza se iba para adelante, vomitaba, no sentía las extremidades y su vista estaba nublada.
“Yo me sentía tan mal que necesitaba que mis papás me ayudaran porque yo ya no podía, y yo sabía que no había sido por tomar”.
Estela presentó un llanto incontrolable y su novio y amigas llamaron a sus padres quienes la llevaron a un laboratorio y clínica médica a las 22:30 horas. Allí le realizaron un examen de sangre, otro de orina y le dieron a tomar una pastilla de carbón activado.
Foto: cuenta de X de Estela.
Al día siguiente Estela continuó con vómitos, expulsando un líquido amarillo y espuma. Finalmente le entregaron el resultado de sus exámenes de laboratorio que incluían un panel de drogas y este reveló un “Positivo” a las benzodiazepinas, un medicamento utilizado para tratar la ansiedad y el insomnio, deprimen el sistema nervioso central y producen efectos sedantes, anticonvulsivos y relajantes musculares.
Foto: cortesía
Luego del suceso, Estela ha alertado a más mujeres por medio de la red social de X con un resumen de lo peligroso que fue su visita este bar. En los comentarios a su publicación se confirmó que las víctimas eran varias.
La denuncia pública es una acción que cada vez más toma fuerza debido a la incapacidad que tiene el sistema de justicia de actuar prontamente, sin revictimizar a las personas que han vivido eventos traumáticos y violentos. Movimientos como el #MeToo, #YoTeCreo y #NiUnaMenos respaldan esta afirmación.
Autocuidado y medidas que se pueden tomar
Lins Tillit, de Asociación Alas de Mariposas, señaló que en un país como Guatemala no hay nadie exenta a riesgos, como le sucedió a Estela. Hay situaciones donde se llega a la violación sexual, para lo que recomienda cubrir las atenciones médicas, psicológicas y legales.
“Hay un protocolo que las instituciones de salud deben de seguir y eso implica la entrega de un kit de prevención de violencia sexual”, aseguró Lins.
Respecto a la parte de entender la violación sexual como un delito que debe ser perseguido, Lins insta a cuidar todo tipo de evidencia, “anotar, porque es un evento traumático van a ir y venir cuestiones para la investigación penal, y en la parte emocional es importante entender que no fue mi culpa, trasladar la culpa al agresor, eso es lo más difícil, porque son las peores vulneraciones que pueden vivir las mujeres”.
El autocuidado se hace indispensable en sociedades como la guatemalteca, por lo que es recomendable:
Asistir a bares o festejos en compañía de amigas. Evita ir sola.
Ten cerca tu teléfono móvil si se hace necesario pedir apoyo.
Vigila lo que ingieres, ya sea bebidas o comidas, sin apartarte de estas.
Busca un transporte seguro para volver a casa y evita a toda costa irte con personas desconocidas.
Cuando estés en un bar o antro y requieras usar el servicio sanitario, hazlo en compañía de una amiga, no sola.
Observa a tu alrededor y aléjate de personas violentas que estén dentro del mismo recinto.
Si sufres de alguna agresión o eres víctima de alguna forma de violencia, hay instituciones que pueden brindarte apoyo:
Mujeres Transformando el Mundo
Modelo de Atención Integral -MAI-
*Nombre ficticio para resguardar la identidad de la víctima.