RUDA

View Original

Rocío Silva: la participación comunitaria es clave en las soluciones ambientales

Rocío Silva es bióloga, graduada de la Universidad de San Carlos de Guatemala, que promueve  la educación ambiental en las infancias y la ejecución de proyectos de conservación del medio ambiente junto a las comunidades. Desde niña notó su interés por la naturaleza y al crecer supo que no deseaba trabajar detrás de un escritorio, sino que rodeada de bosques. 

Rocío no quería encasillarse en una sola forma de ejercer su profesión. Algunas de sus anécdotas incluyen desde observar nidos de guacamayas en Petén, o viajar en carro por Centroamérica para recolectar muestras de hojas de palmera, o realizar talleres de gestión de residuos plásticos en Hawaii, Chiquimulilla, Santa Rosa.

Actualmente es coordinadora del equipo 5: STEAM para niños y niñas de la Organización para Mujeres en Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD, por sus siglas en inglés).

Además, Rocío es integrante del Club de Observadores de Aves Urbanas, la Asociación Guatemalteca de Mastozoologos (ASOGUAMA) y el Instituto Polar Guatemalteco (IPOGUA). En 2022 fue una de las cuatro personas seleccionadas, entre 200 postulaciones, por la organización Impulsouth para implementar soluciones climáticas. 

En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra cuenta su historia en RUDA.

¿Desde niña te diste cuenta que querías estudiar biología o notaste algún interés?

Lo que sí sabía desde pequeña era que me gustaba la naturaleza. Crecí en las afueras de la ciudad, rodeada de ella. Barranqueábamos - en referencia a explorar los barrancos-  mucho con mi familia. También fui scout toda mi niñez y adolescencia, por lo que siempre estuve rodeada  de campo, bosques, lagos, ríos. 

Una de las razones por las que elegí biología era porque no quería un trabajo de oficina. Quería estar en la naturaleza y al final tengo la dicha de poder hacerlo. 

¿Recuerdas cómo fue tu primer trabajo de campo?

La investigación era sobre observar los nidos de guacamayas en Petén. Habían unas plataformas de observación en los árboles, y nosotros teníamos que escalar para poder observar los nidos. Fue una experiencia súper chilera porque estuve a cargo del equipo de trabajo. Además, no todos los días estás ahí escalando árboles en la selva.

Foto: Cortesía Rocío Silva

Esta práctica me permitió viajar a México para reuniones con una alianza que se enfoca en la conservación de la guacamaya roja. Es gente que quiero mucho y que todavía sigue en mi vida como amigos.

¿Cuál ha sido el trabajo de campo que más has disfrutado durante tu trayectoria como bióloga?

Tal vez la que me trajo experiencias más diversas fue cuando realizamos un viaje por toda Centroamérica. Fue una aventura extrema porque agarramos el carro y nos fuimos hasta Panamá. Consistió en recolectar muestras de hojas de una palmera para entender cómo había sido el movimiento de estas palmeras a lo largo de la historia. 

Hablando de tu trayectoria, el año pasado se dio a conocer que fuiste una de las cuatro seleccionadas de la organización Impulsoth para implementar soluciones climáticas. ¿Podrías contarme un poco sobre este proceso?

Iniciamos un curso que se llama Liderazgo Climático de los Compromisos a la Acción que se abrió a nivel de Guatemala y República Dominicana. Hubo al  menos 200 aplicaciones. Ahí desarrollamos una propuesta, que es la que actualmente estamos aplicando con Hylos. Este consiste en mejorar la problemática, de forma innovadora y funcional, de la basura en el Área de Usos Múltiples Hawaii (AUMH). 

Queremos impulsar las soluciones de las comunidades para que se forme un negocio en temas de adaptación para la basura, a fin de que pueda ser sostenible a largo plazo. 

Mencionas que de las propias comunidades salgan las soluciones, cuéntame más sobre esto.

Creo que en la vieja escuela se pensaba mucho que tenía que ser la organización, institución, universidad, o la persona que llegara a la comunidad,quien debería llevar la solución, pero también hay que ser realistas. Por ejemplo, yo no vivo en el área, ni conozco el contexto, ni la historia, aunque lo estudie o la visite, pero yo no conozco todas estas otras aristas de los temas de la comunidad como para poder plantear la mejor solución. 

Foto: Cortesía Rocío Silva

Son las personas de la comunidad las que saben mejor que nadie cómo es el contexto. También es importante considerar que si las personas no se sienten parte o no se apropian de esta idea, entonces no va a funcionar el proyecto. Por eso creo que la participación comunitaria es una parte clave porque queremos que este proceso sea participativo y que la solución surja desde dentro de la comunidad y que sí pueda ser sostenible.

Por otro lado, quisiera que me contaras sobre científicas nacionales e internacionales que te inspiran.

A nivel internacional siempre ha sido Jane Goodall, quien estudia el comportamiento de los primates. Es la prueba que se pueden hacer cosas a pesar de las dificultades; ella es de edad avanzada, enfrentó mucho machismo y todo tipo de riesgos, pero logró su cometido.

También está Elizabeth Solorzano, de Guatemala. Ella es más de laboratorio y ciencia pura, pero secuenció el SARS-COVID en el país. También me inspira mucho porque lucha por causas sociales. Ha sido una de las personas que ha estado expresando el rechazo, a nivel profesional, contra Walter Mazariegos, actual rector de la Universidad de San Carlos (Usac). 

¿Qué piensas del sistema educativo respecto al área ambiental?

Creo que hay mucha brecha en el sistema educativo. La educación pública en general tiene muchas faltas, para empezar no se educa en el lenguaje materno de los niños.

En temas ambientales el entendimiento es mucho menos, son pocos los conocimientos que se dan en las aulas. Aunque creo que en el área rural es un poco más fácil llegar a estos saberes, porque la gente vive en la naturaleza y comparten muchos conocimientos ancestrales y comunitarios.

Foto: Cortesía Rocío Silva

Muchas veces nos toca trabajar con comunidades y hay muchos conocimientos que nosotros no tenemos aunque hayamos estudiado biología, pero estas personas que viven en el área sí los tienen. Eso es porque viven ahí, están cuidando el bosque, tienen tiempo de observar, de conocer. Ese conocimiento se pasa también de generación en generación.

¿Qué mensaje das a esas niñas y adolescentes que empiezan a interesarse en la biología y la ciencia?

En general, antes que se interesen por ser científicas o biólogas,  la verdad es que cualquiera puede hacer lo que se proponga, independientemente de lo que elijas.

Creo que también es importante mencionar la defensa de la autonomía universitaria, porque sí es importante trabajar y rescatar la Universidad de San Carlos que le da la oportunidad a muchas personas. Sin eso no tendrían acceso a educación superior.