“Rediseñando a papá”, una iniciativa en Guatemala que impulsa la paternidad presente
A diferencia de décadas anteriores, cada vez es más frecuente que los papás estén presentes en la vida de sus hijos e hijas. Desde los cuidados neonatales, alimentarlos, disponer de tiempo de calidad para jugar, asearles y peinarles, son las actividades que realizan algunos hombres para reforzar el vínculo afectivo con ellos y ellas, y cumplir con su responsabilidad en la crianza, a pesar de las limitantes que no siempre favorecen la vida en familia.
Foto: cortesía.
Por Violeta Cetino
Luis Montúfar es esposo, papá desde hace casi 9 años, diseñador gráfico, con pensum cerrado en Derecho y labora como controlador aéreo. Aunque pareciera que sus facetas no tienen nada qué ver una con la otra, todas lo dotaron de conocimientos y experiencias para crear el proyecto digital Rediseñando a Papá, donde comparte sus experiencias desde la paternidad presente con otros papás que se encuentran en situaciones propias de la crianza, y que necesitan saber cómo resolverlas, desde la mirada de otro papá en sus mismas circunstancias.
La idea surgió cuando murió Travis, el perrito de su hija Sofi, quien se entristeció ante la pérdida. “Empecé a pensar en qué hacer para no verla triste. La lógica te manda a comprar otro perro para que olvide al perrito; la psicología te dice que no puedes sustituir al perro por otro perro. Entonces, ¿qué se hace?”. Finalmente, Luis buscó e investigó sobre cuál podría ser la mejor manera de llevar la situación y pensó que él no podía ser el único papá que atravesaba por la misma experiencia, así que se dispuso a crear un blog digital donde narraba y compartía con sus pares distintas soluciones.
Después de escuchar diferentes consejos y opiniones, decidieron junto con su esposa despedir a Travis y dejar pasar un tiempo bastante prudente para poder llevar a casa a un nuevo perrito.
Sin embargo, ante la pandemia del Covid-19 en Guatemala y por consejo de uno de sus amigos, Luis, decidió incursionar en el mundo de los videos, pues se percató de que las personas no leían su contenido tanto como él esperaba.
Rediseñando a Papá publica sus contenidos a través de TikTok, Facebook e Instagram. Conoce sobre el proyecto en el siguiente video:
No sabía cómo empezar, entonces recordó un proyecto que realizó en la universidad donde le fue asignada una tarea, que consistía en escribir 100 frases del tema a su elección. “Yo tuve un papá súper presente, me ayudó en momentos clave y eso hizo la diferencia en mi vida. Entonces, pensé en hacer un libro de cómo ser papá, sin yo todavía ser papá, para que cuando yo llegara a serlo pudiera releer y decir, ‘Si vos escribiste esto sin ser papá, ¡hacelo, pues!’”, contó.
Así que a esas frases les hizo algunas modificaciones, ya convertido en papá hizo nuevos aportes, y con base a ese contenido inició a crear los videos. Además, convirtió este proyecto en el libro: “Papá del verbo aprender”, del cual ya tiene la edición realizada y planea publicarlo en una versión digital que estará a libre disposición de mamás y papás.
Las licencias por paternidad
Luis estaba en su trabajo el día en que Lucky Álvarez daría a luz a Sofi. Salió de un turno nocturno-matutino a las 13:00 horas y se fue directo al hospital. Debía entrar al trabajo la tarde del día siguiente, pero un compañero se ofreció a cubrir su turno para que él pudiera estar presente en los primeros cuidados de la bebé y apoyar a su esposa en la recuperación.
En Guatemala, el Código de Trabajo, en su artículo 61 inciso ñ, concede licencia con goce de sueldo de dos días por el nacimiento de un hijo o hija. Pero para el padre primerizo, la llegada de un bebé no debería ser tomada a la ligera, pues aseguró que ese tiempo no es suficiente para todo lo que implica convertirse en papá.
El trabajo puede llegar a ser una limitante para estar presente en la vida de las y los hijos, aunque hay condiciones laborales que favorecen el involucramiento de los papás en la crianza. Foto: cortesía
“Muchos papás sumamos tareas adicionales con la llegada de nuestros hijos o hijas, pues mientras la madre se recupera, el papá cuida de la bebé, atiende las necesidades de la mamá, da las vueltas de la inscripción en el Renap (Registro Nacional de las Personas), etcétera, ya con eso se te fueron los dos días y eso no se toma en cuenta en la legislación actual”, comentó.
Guatemala tiene la licencia por paternidad más baja de Centro América, sin contar a Belice donde los papás no reciben este beneficio. Costa Rica, por ejemplo, tiene dos clases de licencia: una para el sector privado, que otorga ocho días de licencia distribuidos en dos días por semana durante las primeras cuatro semanas posteriores al nacimiento; y otra para el sector público, que establece un mes de licencia remunerada a partir del día siguiente del registro del nacimiento.
A Costa Rica le sigue Honduras, que brinda seis días de licencia con goce de salario previo a la fecha probable de parto y 10 días posteriores a este. Por su parte, Nicaragua contempla dentro del Código de Familia cinco días de licencia; y El Salvador y Panamá, que contemplan tres días posteriores al parto.
Mientras en el mundo, Japón ofrece 12 meses de licencia remunerada por paternidad; Suecia da una licencia de 480 días (16 meses) que pueden ser compartidos entre padre y madre y 90 días más específicamente para el papá y 90 para la mamá; en Islandia padre y madre tienen derecho a 24 semanas de licencia posparto y en España la licencia por paternidad es de 16 semanas.
¿Qué limita la presencia de los papás en la vida de las y los hijos?
De acuerdo con el pediatra y escritor español Carlos González, en el prólogo para el libro Una nueva paternidad, los padres varones fueron apartados de la crianza de las hijas e hijos, principalmente en la Revolución Industrial (a finales del siglo XVIII).
“Nos sacaron del taller artesanal que estaba en el portal de nuestra casa, o de los campos de labranza vecinos, donde estábamos en contacto continuo con nuestra esposa e hijos, y nos enviaron a una lejana fábrica o a una lejana oficina, donde pasamos ocho (o muchas más) horas al día separados de nuestros seres queridos”.
Para González, el trabajo era originalmente la actividad realizada para ganarse la vida, pero que en la actualidad la vida es el trabajo, convirtiendo a los papás en los señores que llegan tarde a la casa y dan el beso de buenas noches.
Y Luis coincide con González al afirmar que una de las dos grandes limitaciones para involucrarse en la crianza es el trabajo donde pasan la mayoría del tiempo; la otra, las deudas porque los papás desean darle a sus hijos e hijas todo lo que necesitan, pero aseguró que el mayor error que se puede cometer desde la paternidad es querer darles todo lo que no se tuvo en la infancia, pues en ocasiones esto requiere de dinero que no siempre se tiene.
Luis cuenta con un trabajo que le permite compartir y criar más cercanamente a Sofi, su hija de 8 años. Foto: cortesía.
“El tiempo que podrías emplear para estar en casa jugando con tus hijos, lo usas trabajando, generando los ingresos para que no les falte nada y en la búsqueda de un complemento para darles una mejor vida, nos olvidamos de dedicarles lo mejor que es nuestro tiempo”, agregó Luis.
Otro de los factores que, según Luis, limita la presencia de los papás en la vida de las niñas y niños es la tecnología y el uso de pantallas. “Nos está afectando porque estás, pero no estás presente”, afirmó.
Esta reflexión fue la que llevó a Luis y a su esposa a decidir implementar una regla en su hogar: “En nuestra mesa no se usa el celular” porque así evitan distracciones y mantienen un momento de plática y convivencia mientras comparten los alimentos.
Para él, estar presentes en la vida de las y los hijos significa que ellos puedan tener confianza al saber que en cualquier situación el papá siempre estará allí. “Estar presente significa no solo dar dinero para la manutención, porque hay quienes dan el dinero, pero no ven tareas, no peinan a sus hijos, no van por sus calificaciones; solo es un padre que provee, mas no un padre presente”, opinó.
Debido a la dinámica de turnos laborales, Luis ha tenido el tiempo y la disponibilidad de involucrarse activamente en la vida de Sofi, una realidad imposible para muchos papás en Guatemala. “Mi esposa debía salir de la casa para el trabajo antes de las 7:00 de la mañana, regresaba a las 7:30 de la noche. Pero yo tenía más disponibilidad de tiempo, por los turnos de mi trabajo, así que desde chiquita llevaba a mi hija a los museos, a comer; allí andaba con el carruaje”, recordó.
Esa disponibilidad y su voluntad por estar presente en la crianza le fue de beneficio a ambos, papá e hija, pues mantienen una comunicación efectiva, son muy unidos y comparten peinados, juegos y uno de los más bellos hábitos: la lectura, lo que consideró lo más bonito de este proceso. “Con Sofi a los 3 años ya habíamos leído más de 100 libros”, refirió.
Aunque con las tareas escolares, el reto es mayor. “Siempre me dio cosa tener hijos porque yo no quería repetir la primaria, ¡y me tocó repetir!”, dijo entre risas. Contó que los contenidos han variado de generación en generación, pues actualmente, en segundo primaria, su hija ya realiza divisiones con millares, “cosa que yo vi hasta en cuarto primaria”, expresó.
Este papá comentó que su presencia también le ha ayudado a los dos a reforzar su espiritualidad, al permitirle orar junto a ella y dar las gracias por lo que tienen. En “Rediseñando a papá” impulsan varios proyectos sociales como el de Navidar, donde invitan a otras familias a compartir una cena de navidad con personas que habitan bajo el puente El Incienso, en zona 7 de la capital; o el de las bolsas de útiles escolares, que facilita a niñas y niños de una escuela pública y que viven en condición de pobreza, a adquirir los materiales necesarios para estudiar.
“Yo he involucrado a mi hija en ambos proyectos y ser un papá presente me da la dicha de que mi hija esté consciente de la realidad que nos rodea, y que no sea ajena a ella”, sostuvo.
Involucrar a los hijos e hijas en actividades planificadas por sus papás, refuerza su seguridad al sentir que su participación es importante.Foto: cortesía.
El papel de los papás en las generaciones anteriores
Es muy común escuchar relatos de madres o padres que narran la manera en que fueron criados, sin apego ni trato respetuoso, bajo patrones de crianza enfocados en la disciplina y la obediencia absoluta.
“El abuelo de mi papá jamás le dijo te quiero a mi abuelo, y mi abuelo intentó decirle te quiero a mi papá, pero eso se miraba raro. Mi papá intentó cambiar ese modelo, y con sus actos lo demostraba y me lo decía, ‘Mijo te quiero mucho’”, dijo Luis y aseguró que hoy en día los papás no deben negarse a manifestar abiertamente su amor, porque es sabido que la niñez requiere esas muestras de afecto para desarrollarse sanamente. “Hay muchos niños y niñas que tienen un papá en su casa, pero no tienen un papá en su vida”, agregó.
Optimizar el tiempo
Eric Sherman en su libro Los cinco lenguajes del amor identificó las formas de demostrar el afecto: el contacto físico, regalos, palabras de afirmación, actos de servicio y tiempo de calidad. “En la crianza de nuestros hijos el autor dice que al principio debemos darnos en todos los lenguajes del amor para que luego podamos determinar cuál es el lenguaje que más les gusta, pero lo que más necesitan es tiempo de calidad”, aconsejó Luis.
Y el tiempo, aunque poco, debe ser un momento sin pantallas, sin televisión, únicamente en disposición de lo que las hijas e hijos deseen hablar o jugar con sus papás.
De acuerdo con los beneficios que la sociedad obtiene de que haya más papás presentes, Luis aseguró que la crianza ejercida por los hombres debe ser una actividad colectiva para que socialmente se vea la diferencia, y entregar una nueva generación más consciente, más amorosa, más segura de sí misma.
Y aunque no existe un manual para ser un papá presente y amoroso, también afirmó que las relaciones cercanas entre papá e hijas o hijos pueden evitar desde los gritos, hasta poder entenderse sabiamente, sin dañar la esencia de la niñez.