Bisexualidad: fluir y resistir
El 23 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Bisexualidad. Para las personas bisexuales, asumir su sexualidad y habitarla en un entorno hostil, como Guatemala, es un reto. En Ruda, conversamos con tres personas que resisten y articulan en la asociación Comuna Bisexual. Estas son sus historias.
Ambar Nicté: “las personas plurisexuales pasamos por ciclos”
Ambar Nicté es una joven artista gráfica. Creció en Honduras y, en su adultez, se trasladó a Guatemala, donde actualmente vive. Se dedica a dar clases de pintura a niños y a realizar cómics políticos y de ficción. Ella se asume como una mujer bisexual, lo que significa, según el Bisexual Resource Center, que se siente atraída por más de un género. Pero no existe una única definición de ser bisexual, puesto que cada experiencia individual es distinta. La de Ambar fue marcada por muchos momentos de confusión desde la infancia.. “Me gustaban los chicos. Entonces pensaba que mi gusto por las mujeres era solo parte de la sexualización que se nos da a nosotras, sobre todo, en la adolescencia”, comentó.
Según Ambar, los colegios y escuelas funcionan bajo lógicas homofóbicas y bifóbicas, lo que el Bisexual Resource Center define como “actitudes negativas, comportamientos y estructuras destinadas específicamente a cualquier persona que se siente atraído por más de un género”. “Quería esconderme todo el tiempo, estar recluida. Dentro de las escuelas, antes de poder descubrir quien eres, primero aprendes a odiarte”, señaló Ambar.
Cuando Ambar ingresó a la universidad, inició otro proceso de reflexión que le permitió aceptarse, encontrar su propio camino y aceptar su propia bisexualidad. Sin embargo, en la adultez, los retos para las personas bisexuales continúan. “Siempre estamos en un constante salir del closet. Por ejemplo, si tengo un compañero hombre, mi familia dice: -ay, ya se le pasó-. Se asume que las personas bisexuales somos la orientación según la pareja que tenemos. Si yo tengo una compañera mujer, se asumirá que soy lesbiana”, explicó.
Asumirse como una persona bisexual trae consigo distintos retos, según Ambar. “Dentro del mundo LGBTIQ+ que siempre está la constante duda de si soy bisexual. Vi una entrevista a una persona bisexual que decía que las personas plurisexuales pasamos por ciclos. A veces, por ejemplo, decimos -ay, me gusta más las mujeres, tal vez soy lesbiana. Tal vez era lesbiana todo este tiempo-. Pero después piensas -ay, me gustan más los hombres ahorita, tal vez tal vez fui así todo este tiempo. Tal vez no me gustaban las mujeres realmente-. Entonces, como que pasas como en estos periodos constantes de confusión”, señaló.
“Hay un montón de prejuicios alrededor de las personas bisexuales. No solo en los espacios conservadores, sino dentro de la comunidad LGBTIQ+”, afirmó Ambar. Estos constituyen distintas expresiones de bifobia. En una ocasión, por ejemplo, Ambar escuchó decir que “si hay una enfermedad de transmisión sexual en el círculo de mujeres que aman entre mujeres, es porque una mujer bisexual tuvo relaciones sexuales con un hombre”. Es decir, que son las mujeres bisexuales las únicas que pueden portar estas enfermedades.
Frente a estos comentarios y ante la ausencia de espacios propios de encuentro para la comunidad bisexual, Ambar decidió crear la Comuna Bisexual. “Me sorprendió un montón como que (el proyecto) fuera también abrazado y que llegara tanta gente a nuestro pequeño bloque”, dijo. Aunque ella esperaba que un máximo de 10 personas acompañara su bloque en el desfile del Orgullo LGBTIQ+ del 2023, más de 40 personas se unieron. Ahora, se siente muy contenta con el espacio, señaló.
Ambar contó que si pudiera hablarle a la chica que fue en su adolescencia, le diría que tenga paciencia. “Me sentía muy sola, como que nunca iba a encontrar nada. Solo era una niña que estaba en un espacio muy, muy homofóbico y muy bifóbico. Me diría que encontraría una comunidad y, sobre todo, me diría: -tú puedes crear tu propio espacio. Si no estás feliz donde estás, no te preocupes. Vas a crear tu propio espacio- y eso es lo que he hecho, básicamente”, finalizó.
Joel Francisco: “me gusta la idea de libertad”
Joel es un joven estudiante de arte y artista visual. Se dedica a la educación en arte con niñas y niños. Además, se describe como un “entusiasta de la religiosidad popular y las actividades en comunidad”. Se identifica como un hombre bisexual lo que, para él, “es una bonita forma de habitarse en la comunidad LGBT y otra forma de entender las maneras en las que nos relacionamos y vinculamos con las personas fuera también de lo sexual y afectivo”.
El primer acercamiento que Joel tuvo con las etiquetas y la comunidad LGBTIQ+ fue durante su infancia. “Por algún motivo extraño, había en mi casa libros de educación sexual del Ministerio de Salud. En la última página, explicaban qué era ser homosexual, asexual y heterosexual. Lo leí preguntándome ¿qué es esto”, recordó. Pero no se sintió identificado con ninguna de estas etiquetas porque no le gustaban solo los hombres o solo las mujeres.
Mientras crecía, a Joel le gustaba una niña, pero también se sentía atraído por sus compañeros hombres. Su experiencia fue marcada, también, por los estereotipos que surgen según la expresión de género. “En el caso de los hombres, si es una persona muy alegre, rápido lo categorizan como gay. Esa categorización no te permite explorar otras cosas y mucho menos, sentirte identificado”, señaló. En básicos, además, fue objeto de bromas por parte de sus compañeros.
En bachillerato, Joel leyó sobre la bisexualidad. “Dije: “en algún punto yo quiero ser bisexual”. Sí era algo que quería o a lo que aspiraba porque me gustaba esta idea de libertad”, explicó. Cuando entró a la universidad, sus amigos y amigas le ayudaron a entenderse y asumirse como una persona bisexual, lo que encuentra reconfortante.
“Nunca me han gustado las etiquetas porque creo que igual te sigue limitando ciertas cosas. Pero creo que la bisexualidad es algo bonito y aunque a veces se habla de ella como hombre o mujer, en realidad es tu género y los demás. Entonces creo que esa amplitud todavía brinda más como para irse conociendo uno mismo”, dijo.
La religiosidad popular es una parte importante de la vida de Joel. “Sí tenés estas contradicciones que genera ser una persona de la diversidad y seguir siendo parte. En algún momento, sí sentí culpa, pena y rechazo por el entorno. Pero tuve algunas experiencias dentro de la misma iglesia, que aunque yo sé que es un espacio súper violento y espantoso en muchos casos, en grupos de jóvenes que no era tan cerrados que me permitieron ir descubriéndome”, narró.
“Al acuerdo que llegué en esos años fue a que Dios no se equivoca al crear a sus hijas y si me creó así, no veo por qué está mal. Si niego quién soy o digo que está mal, estaría diciéndole -lo hiciste mal- y no creo que sea así. Estoy a tu semejanza, me criaste”, señaló. Aunque la iglesia es un espacio que permite que Joel se sienta “completo”, reconoció que se encuentra en una lucha constante dentro de él para transformar sus estructuras.
Una de las principales formas de bifobia que Joel ha experimentado es en su ambiente familiar. Cuando le contó a su mamá y papá sobre su orientación sexual, el último le respondió “mejor decí que sos gay y ya”. Pero esta se refleja también en otros espacios, como en la calle. “No es que ande con una flechita que dice “soy bisexual”, pero la gente te percibe como un hombre no hetero. Entonces en la calle te gritan “hueco”, “desviado” o “maricón”. Todo esto es lo que implica ser percibido como parte de la comunidad LGTBIQ+”, dijo.
Si Joel pudiera dedicar unas palabras a su versión de 12 años le diría: “lo lograste”. “Entendiste qué sos, te respondiste las preguntas que siempre te hacías de chiquito y encontraste un lugar en el cual estar. Lo estás logrando, de alguna forma estás incidiendo positivamente o al menos intentándolo y te encontraste el final y creo que eso es lo valioso de todo este camino. Si el Joel de doce años supiera todo a lo que se debe enfrentar y lo que va a vivir y lo que va a llegar a pensar, creo que estaría sorprendido”.
Cristian Rowe: “cambios a través de informarnos y organizarnos”
Cristian Balam Rowe es un artista visual, que se dedica al muralismo y las artes gráficas. Se identifica como un hombre cis bisexual. Según él, ser bisexual es “una oportunidad de interponerte ante la sociedad binaria y monosexual”. Al igual que Cristian, el 4% de la población mundial se identifica como bisexual, según la encuesta global realizada por Ipsos, una empresa especializada en ese tipo de estudios.
Desde pequeño, Cristian “lo tuvo claro”, dijo. “Desde pequeño, sabía quiénes me gustaban. Sabía que me gustaban mis compañeros y mis compañeras y nunca tuve conflicto en cuanto a eso”, explicó. Sin embargo, no sabía lo que estaba pasando.
Años más tarde, conoció el término bisexual. “Fue bonito poder entender todo. Sobre todo, que sí existía y que no era algo que simplemente me estaba pasando”. Al asumirse bisexual, Cristian se sintió tranquilo y con paz, pues esto le ha ayudado a entender cómo relacionarse de manera romántica, sexual, e incluso amistosa con las otras personas.
La sociedad guatemalteca es machista y homofóbica, según Cristian. “Creo que nos enfrentamos a eso cada día con nuestras familias, nuestros trabajos, en el lugar donde estudiamos y en los espacios que habitamos. Al ser bisexual te vas a enfrentar a un montón de violencias, porque además de homofobia, recibies bifobia”, explicó. Esta se manifiesta, por ejemplo, cuando las personas bisexuales no son tomadas en serio o cuando se piensa que solo están transitando “una etapa” o “confusiones”.
Esto, según indicó, genera también conflictos al momento de establecer relaciones sexoafectivas. A Cristian, los hombres con los que ha salido le hacen preguntas con morbo. “Pero también es una problemática cuando se está saliendo con chicas porque tampoco te toman en serio. Lo que yo percibo es que es como si nunca fueras lo suficientemente hombre”, explicó.
“Pero creo que a través de la conversación, de informarnos y organizarnos, podemos al menos si no cambiarlo todo, pues al menos si dar los primeros pasos”, señaló.
Si Cristian hablara consigo mismo siendo niño, le diría: “que guarde la calma y pues, sobre todo, que no estaba mal. Que pronto íbamos a entender qué era lo que estaba pasando y que se siente tranquilo porque iba a encontrar más personas, compañeros y amigos con los que convivir y aprender. Me diría que no hay razón para cohibirme y no dejarme ser”, finalizó.
Ambar, Joel y Cristian son integrantes de la Comuna Bisexual, la primera asociación para perosnas bisexuales en Guatemala. Puedes contactarles en redes sociales como @comunabisexual.