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Napoleón Barrientos: “Lo correcto para mí fue no reprimir porque hubiéramos ocasionado muertes”

El exministro de Gobernación respaldó sus acciones durante el Paro Nacional por la defensa de la democracia; además habla de las implicaciones, incluyendo su detención a principios de 2024.

Por Prensa Comunitaria

La fiscal general Consuelo Porras accionó legalmente contra el exministro de Gobernación, Napoleón Barrientos, por negarse a disolver el creciente ciclo de movilización territorial que inició el 2 de octubre de 2023 y concluyó en la madrugada del 15 de enero de 2024 con la toma de posesión de Bernardo Arévalo y Karin Herrera. Para ello contó con el aval de la Corte de Constitucionalidad (CC). 

En respuesta, el exministro decidió que la mejor forma de hacerlo era a través del diálogo. Esta fue una decisión que sorprendió a la sociedad, especialmente por ser un general de Brigada. 

En ese contexto, a la exigencia de la fiscal general, para que el ministro desarticulara las protestas, el 10 de octubre de 2023, un grupo grande de policías antimotines llegó hasta la entrada de la colonia Bethania para intentar disolver la manifestación, pero la población y varios motociclistas acuerparon el cierre del anillo periférico y la entrada que lleva a esa parte de la zona 7, superando en número a los agentes y haciéndolos retroceder. 

Minutos después de este hecho llegó un grupo de militares a la entrada de la Bethania, provocando que esta jornada se convirtiera en una de las más tensas. La respuesta de la policía y las decenas de personas que se habían sumado al Paro Nacional, poniendo al centro el diálogo, fue recibido por un grupo afín al Ministerio Público (MP) como una acción ilegal de parte de Barrientos. 

El 17 de octubre, Napoleón Barrientos presentó su renuncia, al mismo tiempo que la fiscal general Consuelo Porras pedía a la máxima corte destituirlo por negarse a desalojar por la fuerza a las protestas en el país. 

Casi tres meses después, el 11 de enero de 2024, bajo el argumento de haber desobedecido una orden judicial, que le ordenaba desalojar varios puntos de movilización en el país, Barrientos fue detenido. Pero el 16 de ese mismo mes, la jueza Wendy Coloma, del Juzgado Duodécimo de Instancia Penal, dictó falta de mérito en favor del exministro porque consideró que cumplió con sus atribuciones, por lo que el exfuncionario quedó en libertad.

Napoleón Barrientos en una entrevista para Prensa Comunitaria. Foto de Nelton Rivera

El 2 de octubre del año pasado se inició una movilización de los pueblos originarios y mestizos en defensa de la democracia para hacer que se respetara la voluntad popular que en ese momento se puso en riesgo por los embates del Ministerio Público dirigido por Consuelo Porras y ejecutados por el jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), Rafael Curruchiche.

Tras los intentos de cancelación del partido Movimiento Semilla, los señalamientos al trabajo del Tribunal Supremo Electoral (TSE), los allanamientos en la sede central de esta institución y el secuestro de actas, votos y material electoral, las autoridades originarias iniciaron un proceso de defensa de la democracia que sumó a miles de personas que mantuvieron el cierre de carreteras y los plantones frente a la sede central del MP, en Gerona, durante más de tres meses.

Sin embargo, estas acciones no fueron bien vistas por grupos de poder, que buscaban que el Ministerio de Gobernación (Mingob) utilizara a la Policía Nacional Civil (PNC), para que por la fuerza pública fueran liberados los puntos de carreteras ocupados. 

A más de un año de esos hechos, y con la distancia que impone el tiempo, el exministro Barrientos concedió una entrevista a Prensa Comunitaria, para hacer un repaso de la situación, de la decisión de evitar una escalada de violencia y la repercusión que tuvo en su vida.

Días previos a la segunda vuelta usted dijo que era un soldado de la democracia, ¿A qué se debe?

Bueno, no lo dije, me lo dijeron. Fue importante aceptar que era un soldado en la democracia. Mucha gente oyó Emisoras Unidas, entonces, pues yo que trabajo en medios, ese fue un mensaje muy importante, porque qué valor, era importante reafirmar eso.

Era importante reafirmar que en los soldados está la democracia, ¿Por qué lanza ese mensaje a esa ciudadanía en la que no se piensa comúnmente?

Ese es el término que me dio el periodista que me estaba entrevistando. Me preguntó si me consideraba un soldado de la democracia y yo pensé que en el momento que estaba viviendo el país los guatemaltecos necesitaban certeza de que el ministro de Gobernación estaba respetando las normas vigentes y de la presión que había por las manifestaciones y por los bloqueos. Había demasiada presión. 

En ese evento de tres semanas más o menos o un poco más, entonces, la presión que se generaba era muy fuerte y el temor de muchas personas era que se usara la fuerza en su contra. Entonces, cuando el periodista hace la pregunta consideré importante afirmar que las autoridades estamos para proteger a todos los guatemaltecos. 

Los primeros tres artículos de la Constitución Política dicen que el Estado se organiza para proteger a la persona y a sus familias, entonces, era importante generar la certeza que no se utilizaría la violencia en contra de la población, porque iban a haber muertos y no solo en contra de la población, también habría habido una reacción en la que los guatemaltecos de uniforme pudieron haber salido heridos, muertos o quemados. 

Lo que la policía hizo siempre fue respetar los protocolos y estos privilegian el diálogo. Entonces los policías llegaban, dialogaban con las personas y lograban liberar por ratos las vías. También hay que decir que algunas personas estaban siendo manipuladas, entonces volvían nuevamente a bloquear y hubo mucha paciencia.

La estrategia en la que se trabajó se basó en el agotamiento de los recursos, la estrategia del desgaste. Las personas empezaron a gastar los recursos que se estaban utilizando y se empezaron a terminar, pero hay muchas dudas de dónde venían, pero eso es un tema político.

Puede ser un problema la procedencia del dinero, pero al final lo importante era que esos recursos nunca son ilimitados y se fueron terminando, de esa cuenta se concentraron al final en la ciudad, pues los buses utilizaban mucho combustible para hacer los cambios de grupos, la comida de las personas también. Había toda una logística, yo sé lo que cuesta mover 100 soldados como soldado que soy. Sé que para mover 5,000 es una logística carísima, por ello los ejércitos o las fuerzas de seguridad son caras, porque moverlas es muy caro en condiciones adecuadas. Entonces, nuestro análisis fue: aquí hay mucha plata para sostener ese movimiento.

Yo sentía la obligación de desbloquear porque había personas que requerían ambulancias, la economía estaba sufriendo un impacto demasiado grande, pero también se evaluaba que para romperlos no había que usar violencia porque hubiera generado un estallido social mucho más grande y tal vez hoy no estuviéramos en un sistema democrático. 

En una entrevista dijo que después de que presentó un amparo ante la CC contra siete funcionarios, incluido usted, se consideró su respuesta como una “puñalada por la espalda”. ¿Cree que sea una puñalada?

No lo consideré una puñalada. Pero sí consideré en ese momento, bajo esa presión, que el Ministerio de Gobernación estaba haciendo lo correcto, no estaba convirtiendo estas manifestaciones en un país incendiado por todas las personas que estaban manifestando, porque sí hubo personas que espontáneamente salieron a manifestar, ya que había una frustración de la población guatemalteca porque no son capaces de cubrir sus necesidades básicas. Es una rotación que tenemos muchos guatemaltecos y esta fue una oportunidad para que esto explotara y la gente se identificara con un movimiento de esa naturaleza, tratamos de tener el escenario completo de los actores de las circunstancias.

Y luego de ese análisis, nuestros escenarios eran si sucedía tal o cual cosa, las consecuencias iban a ser peores que si se hubiera reprimido. El resultado hubiese sido una guerra civil posiblemente y ahorita no hubiera democracia.

No fue valorado el esfuerzo que se hizo para hacer un análisis real y evitar que el país estuviera en una peor circunstancia; seguramente muertos por represión y las personas se hubieran encendido y, ahí sí, ya no hubieran necesitado que le pagaran el bus para venir, se hubieran venido a la ciudad, una guerra civil la que hubiéramos provocado porque la gente se hubiera encontrado a los mártires adecuados para decir que realmente aquí no había una democracia, sino que ellos estaban excluidos y era el momento.

En relación al resto del gabinete, los otros ministerios, por ejemplo, el de Defensa o el propio presidente Giammattei ¿Cómo se valoró a ese nivel fino de análisis de comprensión de todo del mapa?

Hay un gabinete de seguridad compuesto por el Ministerio de Defensa, de Gobernación, la Comunidad de Inteligencia y el Consejo de Seguridad, básicamente fue el que más atendió el tema del reto de ministros. 

Ellos (el presidente y otros ministros) no estuvieron involucrados en el proceso porque no tenían mayor relación. Y siempre se escuchó a todos, las decisiones fueron colegiadas. Afortunadamente mi formación militar obliga a hacer escenarios a cada momento porque desde muy joven el militar tiene que tomar decisiones en un destacamento lejano y así la magnitud de las unidades va subiendo y para mí hacer un escenario, un mapa y tener cursos de acción es algo natural. Eso fue lo que se hizo y creo que eso cuenta mucho en una circunstancia como esta en la que no hubo contradicción.

La responsabilidad sí le quedó al Ministerio de Gobernación porque por ley es el encargado del orden público. El Ministerio de la Defensa debe estar en apoyo y fueron muy prudentes, se involucraron lo menos posible.

Se observó una línea diferente del comportamiento del policía durante la movilización ¿Cómo lo tomaban ellos porque era diferente para ellos mismos recibir esa orden?

En el 2022 iniciamos una estrategia de transformación policial. Tengo algún tiempo de estar en el Ministerio como asesor y eso nos permitió hacer un análisis que incluía la policía. Identificamos que la Policía Nacional Civil necesitaba hacer esto de acuerdo con un análisis estratégico e iniciamos el proceso de transformación policial, que incluía que hacer sentir al policía más guatemalteco, o sea el hecho de los sobornos, el hecho de utilizar la violencia en contra de la población fue uno de los pilares fundamentales de incluirles a ellos en sus diferentes cursos. 

Desde que entraban a la academia creo que ese proceso fue importante y afortunadamente ya teníamos más de un año con esas directrices y con mucha cercanía en el Ministerio. Era frecuente ver a todos los comisarios del país entrar y salir al Ministerio, cosa que no había ocurrido antes. Ellos se sintieron parte del Ministerio y esa comunicación con los diferentes mandos permitió que esa confianza se fuera generando para ese momento de crisis.

Haber incluido entre la gestión del Ministerio la alimentación para los policías fue algo muy importante, eso se hizo en mi gestión. Eso sí, fue una reacción a la readecuación del presupuesto dentro de las normas vigentes, para que los policías tuvieran su comida en la comisaría, porque yo lo viví como soldado. El soldado hacía bien su trabajo porque regresaba y sabía que había un café caliente, un pan dulce, huevo y un poco de frijol.

Se empezaron a dar cuenta que eran importantes y empezaron a creer en el Ministerio y eso permitió que ellos siguieran instrucciones. 

¿Usted visualizó como un escenario posible que la frustración de la gente podía crecer cuando se decía que podía haber un fraude electoral y después que podía haber un golpe de Estado? 

Digamos que esto es como el conocimiento general, la frustración que todos los guatemaltecos sentimos, sobre todo en el interior del país, donde hace falta mucho por hacer, donde por muchísimos años se ha hecho poco y todo se concentra en la metrópoli, en lo urbano. Creo que eso ha ido cambiando, pero va a ser un proceso. Alguien tiene que darle certeza a la población que el Estado se organiza para el bienestar general. 

Los golpes de Estado, los arrebatos del poder, realmente creo que son cosas de la historia, cosas del pasado y todos somos conscientes, no solo el ministro en ese momento, sino todos los guatemaltecos que violentar un proceso que, pese a que hubo muchas dudas razonables de cómo se había dado el resultado, que esos otros temas valdría la pena analizar cómo de repente un partido que ni lo conocen, pues de repente van, o sea, ello genera dudas que si no estamos polarizados deberíamos de analizar a profundidad, pero es otro tema al final de cuentas.

Son errores de instituciones, de partidos, porque algo anómalo pasó, pero dado el resultado en lo que corresponde de acuerdo con las normas vigentes en el país es respetarlo. 

¿Confiaba en la integridad del proceso electoral hasta antes de junio?

Yo tengo muchos años de no confiar en los procesos electorales. Sin embargo, eso no era un tema que estaba bajo la posibilidad de corregir como ministro de Gobernación. Nosotros con el Tribunal Supremo Electoral, con el Ministerio público, y las Cortes, nunca tuvimos un acuerdo perverso, nos dedicamos en esa coyuntura a la función de entender cuál era la función del Ministerio de Gobernación y a resolver todos los temas que le corresponde.

No confío en los últimos dos procesos, plenamente, pero no tengo argumentos contundentes para señalar. Siempre vimos que para las elecciones podría haber problemas de orden público, pero nunca previmos ese escenario y la magnitud de los bloqueos para llegar a esa cantidad de personas. Ese bloqueo no lo previmos.

¿No lo previeron a pesar de que las mismas autoridades indígenas se habían movilizado anteriormente por un aumento en un impuesto y habían hecho algunas tomas?

Es una estrategia bastante definida en el país los bloqueos para los guatemaltecos. Imagínese con una operación de emergencia y no poder pasar, sólo ahí hay una vida que se está perdiendo sin violencia, sino por ese bloqueo, o sea, es tremendamente dañino para el país.

Las personas han logrado captar la atención a través de bloqueos porque no encuentran otra forma de ser escuchados. Eso también es razonable. También es una realidad, pero nunca pensamos que llegara tan lejos. Lidiamos con bloqueos dos años anteriores, año y medio antes, cuando ya estaba en moderación y antes como asesor y Gobernación también estuvimos lidiando, pero nosotros ya estábamos en el proceso de transformación policial.

Y ahí la reacción nunca fue la primera opción, de hecho, todas las policías tienen como una opción de represión porque tienen que usar la fuerza en algún momento, pero cuando es sumamente necesario, entonces desafortunadamente tuvimos policías heridos por desbloquear algunas rutas y eso nos fue dando la pauta de cómo actuar en escenarios como el que se vio. Necesita más efectivos, necesita más medios para poder atender de una manera más adecuada una situación como esta.

Cuando el Ministerio Público allanó la sede del Tribunal Supremo Electoral para secuestrar las actas electorales ¿Cómo tomaron ustedes ese tipo de acciones? ¿Usted recibe alguna presión o alguna acción como para ya llegar a más, porque tenían que estar ahí presentes?

La PNC tiene la obligación de acompañar al MP en las diligencias. No es la policía quien decide esto es o no correcto, esto no es legal o ilegal o eso no es políticamente correcto, eso no es cuestión del ministro decidirlo. Si alguien se pone en rebeldía, está en rebeldía total.

Nunca hubo una instrucción perversa o algo, es una obligación de la policía y, es más, ni siquiera la Gobernación escruta mucho a dónde van y cómo van para que no haya una fuga de información y ellos cumplir con su mandato. No es la policía la que decide. Lo que nosotros sí nos mantuvimos firmes es en que no hiciéramos uso excesivo de violencia, no hacer más de lo que la ley le decía a la policía.

¿Hubo presión para hacerlo así?

Como no y el día que se consideró que habían muchos policías para un allanamiento, se corrigió de inmediato.

¿Cómo valoraron, ya sea en el gabinete o el Ministerio, el triunfo de Semilla? 

En el gabinete de seguridad el tema nunca fue abordado. Yo creo que el gabinete de seguridad del Consejo de Seguridad fue muy prudente en tocar los temas de un hecho propios de seguridad, nunca se evalúa eso.

Yo en particular, nunca esperé que ganara el señor. Lo tenía mucho menos porque no los conocía, entonces, me causó extrañeza, pero en lo personal nunca eso fue motivo de gabinete. 

Las acciones del Ministerio Público, el alza en los impuestos y la movilización de la gente de la Universidad, iban configurando un ambiente para que las cosas fueran en aumento ¿Desde el punto de vista de la inteligencia tuvieron informaciones previas de cómo podía ocurrir lo del paro?

Sí, como le repito, creo que la frustración que los guatemaltecos tenemos en general por muchas cosas fue lo que se fue sumando y ante la ausencia del Estado y en el interior, sobre todo por muchísimos años, ahí se acumula una serie de frustraciones, pero pudo haber sido otras circunstancias. Tampoco creo que quedó ahí un descontento por un hecho político y se fue sumando. Ahí hubo un poco de manipulación. Nosotros hablábamos con personas que no sabía qué venían, les pagaban su comida, les pagaban su pasaje y hasta hoy les extrañaba que alguien que nunca tuvo recursos de repente terminaba llevándolos a regalar. ¿500 almuerzos de dónde? Hubo mucha cuestión complicada que nos dicen que sí hubo actores promoviendo y sosteniendo sobre todo este proceso.

¿Pero qué tipo de actores pudieron haber tenido la capacidad? Fueron 106 días, más de 200 puntos.

Imagínese que en un día se registraron 420 bloqueos, la logística de ese día. La primera semana hubo un pico, solo teníamos la estadística, eso sí lo tuvimos claro. Imagínese, ¿cuánto cuesta?

Y bueno 106 días, ya que la población no está en condiciones de bloquear 100 días si no tiene recursos apenas para sobrevivir. Imposible. Se lo digo así, eso sí, tener certeza es imposible.

Traer comida o venir a hacer su comida y una logística que permitió sostener esto. Yo le acepto que dos días de manifestaciones, un día, pero esa multitud necesita política sí o sí.

¿De dónde viene el pisto? Ahorita no tengo la certeza, ni quiero entrar en esa polémica de señalar. Complicada, pero eso no es así, no más es imposible, aunque se quiera ver desde el punto de vista sociológico como un movimiento. Yo estoy estudiando un doctorado en ciencias humanas y sociales y tengo conciencia social, pero eso ya no es.

En algunos puntos de protesta como el de la avenida José Martí se pensó que la policía podía reprimir y los manifestantes sintieron que ellos pudieron repelerla. No sé si ellos sentían que también estaban cumpliendo con lo que tendrían que hacer.

No, la policía tuvo mucha presión, mucha presión interna porque estaba hablando de cada lugar y qué comisaría era y que se tratara de dialogar, que los quitaran en todo caso, pero de por sí la presencia policial ya es represiva.

¿Y el MP nunca tuvo comunicación previa como una advertencia o la fiscal general nunca se comunicó con usted directamente?

Tuve una comunicación con ella muy fluida, siendo ministro en los diferentes Consejos donde participó el ministro y el MP. Una buena relación, muy cordial, pero a la hora de esa situación se rompió la comunicación, ya no hubo. Hablamos con algunos fiscales por hechos concretos al principio y de ahí, se fue rompiendo la comunicación.

No de una disputa, una contradicción de decir tiene que hacer esto y nosotros no lo vamos a hacer, eso no, simplemente se perdió la comunicación. Yo no sentí hostilidad, me di cuenta hasta que ya estaba preso ahí, pues sí, en serio no lo había percibido como tal.

¿En qué momento siente que la situación va creciendo hasta que decide renunciar?

Bueno, cuando yo me entero de la solicitud del MP pidiendo mí destitución y que certifiquen lo conducente, entonces empiezo a darme cuenta de la cuestión en contra. No fue nada sencilla y también entendía que el MP tenía razón. Sabíamos que el responsable del orden público no es nadie más que la Gobernación y la policía. También me enteré de que la Corte estaba resolviendo favorablemente al MP, entonces ya no tenía sentido para mí estar ahí.

Le dije al presidente que sentía que mi papel fuera el adecuado por lo que estaba pasando.

¿Le preocupaba o asustaba? ¿Cómo sabía?

Ir preso realmente sí. A mí me preocupaba estar bajo un proceso y al final lo estoy de verdad, porque la Corte ordenó que me procesen prácticamente y aunque tuviera inmunidad, un día me tenía que ir del Ministerio. Ya quedaban tres meses, perdía mi inmunidad en tres meses, solo era alimentar más el rechazo y el odio en contra mía.

¿Cree que también era insostenible mantenerse, no reprimir, de seguir también iba a tener más presión para hacerlo?

El riesgo existía media vez había manifestaciones y el riesgo era cada momento. Yo aguanté tres semanas con ese riesgo, hubiera aguantado una más porque me fui y a los tres días se terminó.

Cuando usted dice que el MP tenía razón del proceder de esa manera, porque usted o el Ministerio no estaba cumpliendo con su labor de proteger el orden público, quiere decir que ¿Consideró que podría haber una falta?

Es importante que el poder no esté absolutamente en una en una persona, digamos en el Ejecutivo, únicamente porque eso es precisamente lo que hace el balance de poderes. 

La intención de perseguirlo penalmente se considera injusta porque usted cumplió su labor, solo que no como se esperaba.

La cumplimos de acuerdo con nuestra capacidad de análisis de consecuencias. Es complicado. Estar en esta posición fue complicada porque yo entendía que todos los que le criticaban, emitían opiniones y resoluciones estaban en lo correcto, pero entonces es ahí donde también tenía que estar en lo correcto, saber que estaba en lo correcto y lo correcto para mí fue no reprimir porque hubiéramos ocasionado muertes y hoy no hay muertos.

Cuando termina en un acto de persecución penal, cuando la persona ha cumplido con su labor, su función tiene una índole más política que legal, ¿cómo lo valora? 

De hecho, lo que sucedió conmigo ahora, porque no tiene una argumentación política, seguramente no hay para donde y eso me convierte a mí casi que en político.

Es complicado que entren a la casa y lo engrilleten. No me lo esperaba porque yo estaba llevando un proceso y me estaba presentando al MP cuando debía hacerlo entonces pensé que no iba a darse la captura. Los más afectados fueron mis hijos, mi esposa, yo me fui relativamente tranquilo, con muchas dudas, por supuesto, de qué iba a pasar en realidad, pero la función pública tiene muchos riesgos y estaba consciente, pero nunca pensé que fuera de esa magnitud.

Entonces, no me quedó más que tener la fortaleza y yo estuve encerrado casi toda mi vida porque en los cuarteles uno pasa encerrado, entonces, tocó y me golpeó mucho por mi familia, mi mamá, pero son las circunstancias a las que uno se arriesga al aceptar un cargo de esta naturaleza. Ser ministro es ser un fusible que se quema y se reemplaza.

Cuando yo estuve ahí (en la cárcel) tuve mucho apoyo de la gente, principalmente de compañeros de trabajo del Ministerio, me ubicaron en un sector tranquilo porque nada es bonito, estar preso es estar preso. Afortunadamente, se resolvió bastante rápido, esa era mi pena ¿cuánto tiempo iba a estar allí?

La detención de José Rubén Zamora fue un mensaje hacia toda la prensa, algo parecido pudo pasar con usted, ¿cómo lo ve?

Tendría que conocer mejor el caso del señor Zamora, conozco mucha gente que lo apoya y también que se sintió afectada y muy dolida por las publicaciones de elPeriódico. De acuerdo con lo que yo puedo percibir hay gente inocente y que fue señalada por casos bien complicados.

Hay una cuestión que ha afectado a personas, familias, honorabilidad y creo que ahí va el tema. A mí me publicaron en el Peladero y nada que ver, una vez me relacionaron con Sandra Torres y yo nunca en mi vida la he visto.

¿Cómo evalúa los cuestionamientos al gobierno de Giammattei, principalmente porque se planteaba que había una agenda de Miguel Martínez?

Siempre tuve una relación de respeto con el presidente, él permitió que le informara las decisiones del Ministerio desde el principio y nunca tuve una situación complicada. Trabajamos por el tema penitenciario o la policía que estaba muy abandonada y siempre recibimos la autorización para hacer cambios presupuestarios. Con él no tuve contratiempos o problemas, fue respetuoso con mi gestión y yo me dediqué a hacer lo que me tocaba porque recibimos el tema bastante complejo, porque el anterior ministro era muy señalado.

Nos tocó estabilizar el Ministerio y las estadísticas de criminalidad, nunca las manipulé, vimos alguna disminución de hechos y logramos cambiar la percepción de inseguridad, fue fundamental la apertura a los medios de comunicación y nunca tuve un problema.