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Ada y Adaly: emprendedoras y cuidadoras

Ada Morales, es una mujer que no se detiene. Hoy tiene un motivo más para no hacerlo: su pequeña nieta. La niña quedó bajo su resguardo después del femicidio de Luz María, la hija de Ada. 

Al quedar a cargo de su nieta, Ada cuenta que buscó una alternativa para poder ganar sus propios ingresos económicos, algo que encontró en las ventas en línea. Con ese emprendimiento y luego de vivir la traumática experiencia del femicidio de Luz María, Ada también busca que otras mujeres se empoderen, encuentren autonomía y acompañamiento en caso de necesitar ser escuchadas.

Desde enero del 2021, Ada nunca dejó de buscar justicia por su hija Luz María, asesinada por su esposo Jorge Rafael Zea y condenado por su femicidio a cincuenta años de prisión. 

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“Mi ilusión es ayudar, que sepan que si necesitan ayuda, se la podemos proporcionar. La verdad es que las muchachas deben saber que no están solas y que si en algún momento alguien vive una situación como la que vivió mi hija, puedan acercarse a nosotras. Estamos con toda la disponibilidad de ayudar, de apoyar en todo sentido”, enfatiza Ada al contar sobre su emprendimiento.

 Junto a la mamá de Luz María, Adaly de Pérez, una mujer de 52 años, también comparte la historia de cómo su emprendimiento en línea le ayuda a sacar adelante a un niño de 8 años, una niña de 6, otra de 3 y una bebé de tan solo cuatro meses de edad, que quedaron bajo su cuidado después que su cuñada falleciera.

 Adaly cuenta que desde muy pequeña su sueño era ser maestra. Dice que en la escuela donde estudiaba le regalaban tronquitos de yeso y con eso ella se divertía enseñando a leer y escribir a sus hermanos, mientras ellos le prestaban atención para luego poder jugar al trompo y al fútbol juntos.

Con el paso del tiempo, su pasión por la enseñanza se mantuvo intacta, y a los 23 años logró graduarse como maestra. 

Hace cuatro años, ella y su esposo enfrentaron la tristeza de no poder tener hijos propios. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando su cuñada falleció dejando a las tres niñas y un niño bajo su resguardo.

En un gesto solidario, Adaly cuenta que junto a su esposo se hicieron cargo de sus sobrinos y recibieron apoyo de amigos y conocidos que les regalaban ropa y zapatos. Sin embargo, cuando llegó la pandemia de la COVID-19 que obligó a todos a permanecer en sus hogares, se vieron imposibilitados de salir y debieron ingeniar otra forma de sobrevivir junto a las niñas y el niño.

Adaly dice que buscando soluciones en línea y sumergiéndose más en las redes sociales, especialmente en Facebook, descubrió en el mundo de las ventas en línea una oportunidad. Observó cómo la gente realizaba ventas a través de transmisiones en vivo y encontró la oportunidad de adquirir ropa a precios más accesibles para los pequeños, incluyendo a la bebé que crecía rápidamente.

Adaly dice que en ese grupo de emprendedoras que ahora venden en línea, ha encontrado además un ambiente seguro y confiable, porque los grupos se pueden moderar y verifican las solicitudes de las y los miembros. Dice que entre los grupos confiables para ellas se encuentran: Mía Bazares, Juguetes y Gangas, Lives, ventas y emprendimientos DOXA, Entre Chicas, Mujeres sin límites, Hermosas Emprendedoras que se encuentran en Facebook. 

La experiencia en esta comunidad ha brindado a Adaly un entorno de apoyo invaluable, especialmente en momentos difíciles. La unión y la colaboración con otras mujeres emprendedoras han sido fundamentales para superar obstáculos y encontrar soluciones.

 Actualmente, Adaly también sigue trabajando como maestra en la Colonia Arabia, en la zona 5 y dice que cuando puede sube fotografías de los productos a su grupo de Facebook. Cada 15 días, todas las vendedoras se reúnen para entregar los productos en la zona 1, abajo de correos.

“La autonomía y autosuficiencia de las integrantes del grupo son impresionantes, demostrando que el emprendimiento y la venta en línea pueden ser una fuente confiable de ingresos y una forma efectiva de resolver diversas situaciones económicas”, expresa Adaly, porque está segura que con esta iniciativa también logran el empoderamiento económico que necesitan para ayudar a las infancias que ahora tienen bajo su resguardo.