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La comunidad LGBTIQA+ y su revolución diversa

Foto: Jasmin López

El clima lxs retrasó pero no lxs detuvo. Bajo la lluvia, el arcoiris salió de la Plaza de la República rumbo a la Plaza de las Niñas. En el Desfile de la diversidad sexual e identidad de género, la comunidad LGBTIQA+ celebró y exigió respeto a sus derechos humanos.

Por Jasmin López

Había música y alegría, banderas de colores y carrozas con arcos de globos. Diademas de flores, maquillajes minuciosos. Vendedores ambulantes ofreciendo pequeños símbolos de plástico y tela. Madres y padres obsequiando abrazos a quienes los necesitaran. Carteles hechos a mano con verdades breves: “Mereces ser feliz amando a quien se te dé la gana”, “En un mundo dominado por machos el amor entre mujeres es revolución”, “A mayor revolución mayor resistencia”, “Dios es amor”.

El sábado 29 de junio las disidencias se hicieron presentes en las calles. Una marea de colores y de personas (alrededor de 50 mil, según cálculos del Comité Organizador) indígenas, afrodescendientes y mestizos y mestizas, de la capital y de la provincia. Encabezaron la marcha asociaciones civiles que conforman el Comité; seguidas por empresas inclusivas y colectivas independientes. Hubo espacio para todxs: lesbianas, bisexuales, trans, gays, intersexuales, no binaries, y para las y los que estaban allí por sus hermanxs e hijxs.

El Desfile de la Diversidad Sexual e Identidad de Género significa muchas cosas para lxs participantes: visibilidad, resistencia, libertad, convivencia, diversión. Durante este acto político de resistencia, el Comité Organizador demandó el cese de los asesinatos, crímenes de odio y discriminación en las instituciones públicas, la implementación de políticas que atiendan estas problemáticas, que se incluyan la orientación sexual, la expresión e identidad de género como categorías protegidas en el delito de discriminación, y el cese de los discursos intolerantes de parte de funcionarios públicos.

Estas demandas son urgentes y necesarias en un país en donde el Estado aún no reconoce ni, mucho menos, garantiza los derechos humanos y civiles de  las personas LGBTIQA+. No se permite el matrimonio entre parejas no heterosexuales, y no se han aprobado leyes específicas que protejan a estas poblaciones de las violencias constantes a las que la intolerancia lxs somete.

El Observatorio Lambda informó que en el 2023 se cometieron 39 asesinatos de personas LGBTIQA+, marcando un repunte en los crímenes de odio, y en dos de los casos las víctimas (una mujer trans y un hombre gay) mostraban signos de tortura. 

Además, esta comunidad es objeto de ataques frecuentes por parte de sectores religiosos. Uno de los más agresivos fue la iniciativa de Ley 5272, del 2022, que legaliza y promueve los discursos de odio en contra de la diversidad sexual.

La primera marcha del orgullo

La historia de la manifestación LGBTIQA+ empieza el 2 de octubre de 1997 en la capital, con el transfemicidio de María Conchita Alonso. María se dedicaba al trabajo sexual, como lo hacen aún la mayoría de las mujeres trans en Guatemala ––según datos de la asociación OTRANS–,  debido a la privación de oportunidades de empleo para este sector.

De acuerdo a Redmmutrans, se trató de un asesinato extrajudicial perpetrado por el ejército guatemalteco, sumándose a otros casos de violencia en contra de personas LGBTIQA+ por parte de esta institución.

Los amigxs de María Conchita marcharon desde la Catedral Metropolitana, donde se realizó una misa en su memoria, hasta el Parque Central, para denunciar la violencia y la represión estatal. Los periódicos se refirieron a este valiente acto como la primera “marcha gay”.

Desde entonces, la lucha de la comunidad LGBTIQA+ por la igualdad de derechos existe, resiste y persiste, y no se va a detener.

Foto: Ana Alfaro

Amparo ante la Corte de Constitucionalidad

El 27 de junio el abogado Roberto Cano López presentó un amparo ante la Corte de Constitucionalidad (CC), con el propósito de censurar la protesta pacífica de la diversidad sexual. En su carta, Cano López invocó principios conservadores y mencionó un supuesto “proyecto de contención humana para la despoblación mundial”, al que respondería la realización de la manifestación. 

Sin embargo, sus esfuerzos no se vieron recompensados de la manera esperada. Aunque la CC decidió otorgar el amparo e imponer restricciones, no prohibió el desfile. Entre otras cosas, la Corte exhortó a lxs manifestantes a comportarse “conforme a las buenas costumbres”, no alterar el orden y resguardar la integridad física y moral de los niños, niñas y adolescentes. El Comité Organizador se pronunció en contra de este acto, al que calificó como un atentado contra los derechos de libertad de expresión, manifestación y asociación, y manifestó su preocupación por la falta de una postura clara a favor de los Derechos Humanos por parte del Gobierno.

Pese a todo, la comunidad LGBTIQA+ salió a las calles como lo ha venido haciendo desde hace 27 años.

Foto: OTRANS