Kaji Tulam: el rescate y la preservación de la memoria histórica en Guatemala
En Guatemala, sectores conservadores han negado la memoria, la han distorsionado y en algunos casos silenciado, pero sigue siendo un campo de disputa. Casa de la Memoria “Kaji Tulam” es un espacio que busca confrontar esas ausencias y recuperar las historias que han sido borradas de la narrativa oficial. Más que un museo, es un recorrido que interpela, cuestiona y permite entender cómo el pasado sigue moldeando las violencias y luchas del presente.
Por Jorge Fernández
“La memoria es un territorio en disputa”. La frase, repetida innumerables veces, ha dejado de pertenecer a un solo autor y se ha convertido en un recordatorio constante de las luchas por la verdad y la justicia. En Guatemala, la disputa por la memoria no es abstracta: es tangible, intensa y profundamente política. Mientras las élites de poder, el Estado y parte de la sociedad intentan enterrar un pasado doloroso y marcado por la injusticia, hay quienes se resisten al olvido.
Por eso, es fundamental hablar de Kaji Tulam: Casa de la Memoria, un espacio que, más que un museo tradicional, es un recorrido vivo por la historia negada de Guatemala. Kaji Tulam, que en el idioma K’iche’ significa “cuatro puntos cósmicos”, “cuatro elementos” o “cuatro colores”, está ubicado en la 13 calle 2-72, zona 1, de la ciudad de Guatemala.
La fachada de Casa de la Memoria está cubierta con empapelados que muestran fotografías de personas desaparecidas durante el conflicto armado interno en Guatemala. Foto de Derik Mazariegos
Como guía voluntario, he sido testigo de cómo la memoria se mantiene viva en cada paso, en cada objeto y en cada conversación que surge en este espacio. Casa de la Memoria no solo resguarda historias, sino que las activa y las vincula con el presente, convirtiéndose en un punto de encuentro donde las voces silenciadas encuentran espacio y donde la resistencia se materializa en el acto de recordar y compartir.
¿Qué es la Casa de la Memoria?
Explicar qué es Casa de la Memoria no es tan sencillo, porque no encaja del todo en la idea tradicional de un museo. Aunque su nombre lo sugiere, este espacio no se trata solo de exhibiciones o archivos, sino de un recorrido de memoria que busca confrontarnos con la historia que muchas veces ha sido silenciada.
Para algunas personas es un proyecto de construcción ciudadana, para otras, es un espacio de aprendizaje y reflexión. Lo cierto es que Casa de la Memoria no solo cuenta hechos del pasado, sino que cuestiona cómo se han contado y por qué ciertas historias han sido invisibilizadas.
Es un espacio para reconstruir y compartir las memorias que han sido negadas en la historia dominante de Guatemala. No es un viaje al pasado por nostalgia, sino una manera de entender cómo lo que ocurrió sigue afectando el presente y qué se puede hacer para que esas injusticias no se repitan.
Una joven voluntaria dirige un recorrido en la Sala de la Colonización. Foto de Derik Mazariegos
¿Cómo surge la Casa de la Memoria?
Casa de la Memoria nace como una iniciativa del Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), una organización que desde finales de los años 90 ha trabajado en la búsqueda de verdad y justicia tras el conflicto armado interno en Guatemala, que duró 36 años.
CALDH ha desempeñado un papel fundamental en la documentación de violaciones a los derechos humanos y en la promoción de procesos judiciales emblemáticos, incluyendo el juicio por genocidio contra Efraín Ríos Montt. Según sus coordinadoras, Andrea Plician y Guísela Gutiérrez, el espacio fue inaugurado en 2014 como una respuesta a la necesidad de contar la historia de las víctimas del genocidio perpetrado contra comunidades mayoritariamente indígenas durante el conflicto armado.
Este genocidio, que tuvo sus hechos más visibles bajo el gobierno del general Romeo Lucas García y se intensificó durante la dictadura de Efraín Ríos Montt, se caracterizó por una violencia sistemática, implementada a través de políticas estatales de tierra arrasada y operaciones militares que buscaban la eliminación de comunidades indígenas enteras, acusadas de colaborar con la guerrilla. Esta violencia dejó miles de personas asesinadas y desaparecidas.
El 10 de mayo de 2013, la jueza Yassmin Barrios condenó a Ríos Montt a 90 años de prisión por genocidio y crímenes de lesa humanidad contra el pueblo maya Ixil. Este fallo histórico no solo representó un hito en la lucha por la justicia en Guatemala, sino que también estableció un precedente que consolidó el reconocimiento legal del genocidio en el país. Aunque la sentencia fue anulada días después por la Corte de Constitucionalidad (CC), marcó un momento clave en la lucha por la memoria y la justicia. A partir de este juicio, el debate sobre si hubo o no genocidio dejó de ser una cuestión jurídica, dando paso a nuevas discusiones en el ámbito de la justicia transicional, centradas en la reparación a las víctimas, la memoria histórica y las garantías de no repetición.
Este caso fue uno de los primeros en el mundo donde un exjefe de Estado fue condenado por genocidio en su propio país, lo que fortaleció la credibilidad del sistema judicial guatemalteco y abrió el camino para que otros altos mandos militares enfrentaran procesos por crímenes similares, como el del exgeneral Manuel Benedicto Lucas García, acusado de genocidio contra el pueblo Ixil.
Casa de la Memoria surge, entonces, para resguardar y compartir estas historias que han sido negadas o distorsionadas en la narrativa dominante. No se trata solo de recordar, sino de entender cómo estos hechos siguen afectando el presente y por qué es necesario hablar de ellos. Con el tiempo, el espacio ha evolucionado hasta convertirse en un punto de encuentro para la reflexión, el diálogo y la construcción de memoria, en el que diferentes generaciones pueden acercarse a estos hechos desde una mirada crítica.
El genocidio en Guatemala se refiere a la comisión de actos con la intención de destruir total o parcialmente a grupos indígenas, especialmente el pueblo maya. Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), el conflicto armado dejó alrededor de 200 mil muertos, más de 45,000 personas desaparecidas y aproximadamente 1.5 millones de desplazados internos. El 83% de las víctimas eran indígenas y el 93% de las violaciones a los derechos humanos fueron atribuidas al Estado guatemalteco. La CEH determinó que el Ejército de Guatemala, las fuerzas de seguridad y las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) fueron responsables de la mayoría de estos crímenes, mientras que solo el 3% fue atribuido a la guerrilla y el 4% restante a actores no identificados. Estas violaciones formaron parte de una estrategia contrainsurgente que afectó desproporcionadamente a las comunidades indígenas, consolidando una de las etapas más oscuras de la historia reciente del país.
Una joven interactúa con una exhibición sobre los nawales mayas, explorando su significado y conexión con la naturaleza. Foto de Derik Mazariegos
¿Cómo funciona Casa de la Memoria?
La Casa de la Memoria tiene una forma única de compartir la historia: a través del diálogo entre pares. A diferencia de otros espacios, sus recorridos no son guiados por historiadores o especialistas, sino por jóvenes voluntarios de entre 16 y 26 años de edad, quienes se forman para contar la historia desde su propia voz y experiencia.
Cada año, en junio, se abre una convocatoria para quienes quieran sumarse como guías. Durante el proceso de formación, los participantes reciben capacitación en historia de Guatemala, derechos humanos, memoria territorial y construcción del tejido social, además de talleres sobre oratoria, espiritualidad ancestral y visitas a espacios históricos y museos.
Al completar su formación, los jóvenes pueden hacer un voluntariado de tres meses o seguir participando en el proyecto por tiempo indefinido. Quienes llegan a Casa de la Memoria provienen de distintos contextos y territorios, pero todos tienen algo en común: la necesidad de contar su historia individual dentro de la historia colectiva.
Grupo de voluntarios de Casa de la Memoria en la Noche de los Museos 2024, participando en la difusión y acompañamiento de recorridos sobre memoria histórica. Foto de Casa de la Memoria
Casa de la Memoria también cuenta con un recorrido virtual, disponible en su página web (casadelamemoria.org.gt). Este espacio no solo funciona como una herramienta de consulta, sino que permite que la memoria llegue a más personas, especialmente a quienes no pueden visitar físicamente el espacio.
Mujeres Ixil de Chajul, Quiché, participando en el recorrido virtual de la Casa de la Memoria a través de una cabina digital, en el aniversario por genocidio, el 10 de mayo de 2022. Foto de Derik Mazariegos
Además, en ocasiones, este recorrido se traslada a diferentes territorios a través, de, por ejemplo, cabinas virtuales, acondicionadas para ofrecer contenido histórico, llevando la memoria a comunidades fuera de la capital.
Como lo expresa Guísela Gutiérrez, coordinadora de la institución: “Casa de la Memoria no sería lo que es sin los jóvenes guías que la componen”.
Aunque el espacio está abierto a todo público, la mayoría de los visitantes son estudiantes de diversificado y universitarios, tanto nacionales como extranjeros.
¿Qué se puede encontrar dentro de Casa de la Memoria?
Para entender qué se puede encontrar en Casa de la Memoria es importante conocer cómo ha evolucionado el proyecto. Según Andrea Plician, cuando el espacio abrió en 2014, su principal objetivo era narrar la historia de las víctimas del conflicto armado interno. Sin embargo, pronto se hizo evidente que, para comprender ese periodo era necesario ampliar la mirada y abordar el contexto previo, incluyendo la Revolución de 1944, la Contrarrevolución de 1954 y la estructura del Estado guatemalteco.
Este análisis llevó a que la exposición creciera aún más, hasta incluir los orígenes de la colonización y las formas de explotación y opresión que persisten hasta hoy.
Por eso, el recorrido en Casa de la Memoria está organizado en diferentes períodos históricos, que muestran una historia que no suele contarse en los libros escolares. Se inicia con una sala dedicada a la civilización maya, para entender la organización de sociedades que habitaban el territorio antes de la invasión española, en 1524. Luego, se narra el proceso de colonización y sus consecuencias, hasta llegar a los conflictos sociales, políticos y económicos que siguen marcando la actualidad.
Dos personas interactúan en la Sala de Ecos, ensamblando un rompecabezas que representa la memoria y la identidad a través de elementos culturales e históricos. Foto de Derik Mazariegos
El recorrido permite que los visitantes hagan conexiones entre el pasado y el presente, entendiendo cómo los hechos históricos han dado forma a las problemáticas actuales.
Además de las exposiciones, los visitantes pueden interactuar con archivos, revisar documentos históricos y participar activamente en la experiencia. El edificio en sí mismo es una pieza de historia y alberga obras literarias, murales y esculturas que enriquecen el recorrido, convirtiéndolo en un espacio donde la memoria se vive y se cuestiona, más que solo observarse.
Representantes de EFPEM de la Universidad de San Carlos de Guatemala, junto a Andrea Plician, coordinadora de Kaji Tulam: Casa de la Memoria, en un evento en el marco del mes de la “independencia” en septiembre de 2024. Foto de Derik Mazariegos
Rescatar la memoria no es solo un ejercicio de recordar, sino de comprender las raíces de las desigualdades y violencias que persisten hoy. Más allá de las versiones oficiales, es necesario reconocer las historias que han sido negadas y los silencios que han sido impuestos. Dar espacio a estas memorias no solo dignifica a quienes fueron silenciados, sino que también abre la posibilidad de un presente más consciente y un futuro donde la justicia no sea solo un reclamo, sino una realidad.
📍 Horario de atención:
🕘 Lunes a viernes
📌 Mañana: 9:00 a.m. – 1:00 p.m.
📌 Tarde: 2:00 p.m. – 5:00 p.m.
Juventudes voluntarias del departamento de Guatemala y juventudes maya Ixil del departamento de Quiché, posando después de una larga jornada de soporte en los recorridos virtuales del museo, durante la conmemoración del aniversario de la sentencia por genocidio, en una actividad realizada en Chajul, 2022. Fotografía de Archivo de Casa de la Memoria