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Justicia para Hillary Arredondo: tribunal sentencia a sus femicidas

Fotografía: Karen Lara

La justicia llegó finalmente para Hillary Saraí Arredondo De León casi dos años después de su secuestro, violación sexual y femicidio. Tres hombres: Antony Alexander Hernández Canel, Gabriel Smayler Vásquez Marroquín y Jhonatan Alexander Rivera Morales fueron sentenciados a 50 años de prisión, la pena máxima por este delito.

Una alerta Alba-Keneth fue activada el 17 de enero del 2021 por la desaparición de Hillary Saraí Arredondo De León, una niña de tres años originaria de La Democracia, Escuintla, quien se encontraba en casa de su abuela en Tiquisate. Un día después su cuerpo fue encontrado sin vida en una plantación de hule cercana al hogar. La grabación de una cámara de vigilancia permitió que los vecinos identificaran a Anthony Alexander Hernández Canel como su secuestrador, quien posteriormente reveló las identidades de otros dos involucrados, todos entre las edades de 19 y 23 años.

Las sentencias

Los tres acusados fueron sentenciados a 50 años de prisión, la pena máxima por el delito de femicidio. A las sentencias de dos de ellos, Gabriel Smayler Vásquez Marroquín y Jhonatan Alexander Rivera Morales, se les agregaron 44 años más por el delito de violación con agravación de pena, por lo que deberán cumplir 94 años de cárcel.

Anthony Alexander Hernández Canel fue acusado también por el delito de plagio y secuestro. Fue sentenciado, en total, a 128 años de prisión inconmutables.

El proceso

El Instituto de la Víctima se presentó con la familia después del femicidio. Acompañaron a la mamá y el papá de Hillary; Nancy y José, durante el proceso judicial. Ambos se convirtieron en querellantes adhesivos del caso y fueron representados por un equipo legal propio de esta institución. Durante las audiencias, además, fueron acompañados por un equipo multidisciplinario, conformado por abogadas, psicólogas y trabajadoras sociales.

El debate oral y público por el femicidio de Hillary Arredondo inició el 25 de abril del 2022 en Escuintla, más de un año después del crimen. Las sentencias se obtuvieron casi seis meses después, el 21 de octubre. “Fue bastante cansado, especialmente para el padre y la madre de Hillary”, explicó Waldy Mijangos, abogada del Instituto de la Víctima encargada de acompañar el juicio durante la etapa intermedia.

El proceso fue fue complicado debido a que eran tres sindicados, por lo que cada uno presentó sus medios de prueba. La etapa intermedia fue dividida en tres audiencias, las cuales iniciaban a las ocho de la mañana y finalizaban a las tres de la tarde.

El juzgado de femicidio incluso suspendió todas sus audiencias y programó días específicos solo para la etapa intermedia de este caso. “Por su complejidad, la jueza no dio un veredicto inmediato para apertura de juicio. Más bien, tomó el plazo que la ley establece para poder considerar si era posible abrirlo”, explicó Mijangos.

Se presentaron pruebas documentales, materiales y audiovisuales. También se escucharon a peritos y testigos, con el fin de comprobar el involucramiento de los tres procesados en el femicidio. Las audiencias eran programadas cada diez o quince días, “fue bastante agotador, las audiencias eran muy largas. La diligencia del debate también fue bastante emocional para la familia de Hillary”, señaló la abogada.

Al tratarse de un caso de femicidio, especialmente de una niña, era necesario aplicar un enfoque de justicia especializada y considerar los factores de vulnerabilidad de la víctima. Según la abogada Waldy Mijangos, “durante el fallo se aplicó control de convencionalidad y sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Tomaron en cuenta la gravedad del crimen, la crueldad y el ensañamiento que tuvieron hacia el menosprecio de una niña”. El tribunal tomó un día completo para emitir el fallo, en el cual enfatizaron en las pruebas recopiladas.

El impacto en la familia

El femicidio de Hillary afectó a su familia también en la faceta económica. Previo a ello, su papá, José, era la principal fuente de ingresos. Ahora, ha tenido que dejar de laborar por un tiempo. “Durante estos seis meses acompañó el proceso. Tenía que pedir permiso tras permiso para asistir a las audiencias. Eso les impactó de manera fuerte”, explicó Mijangos.

“No es normal que una hija muera antes que su mamá y papá, biológicamente hablando, y mucho menos en las condiciones tan violentas en las que Hillary murió”, señaló Karina López, psicóloga del Instituto de la Víctima que acompañó a la familia durante el proceso judicial. Esto provocó un duelo traumático, especialmente para la madre y el padre de Hillary, quienes han recibido terapia psicológica domiciliaria por parte de esta institución.

Después de un femicidio como el de Hillary, es fundamental abordar tres temáticas con la familia: la superación del duelo traumático, el fortalecimiento personal y la recuperación del proyecto de vida. “Este caso tuvo diversas secuelas emocionales que les impedía continuar con su cotidianeidad”, explicó López. La psicóloga los acompañó también, de manera presencial o vía telefónica, al finalizar las audiencias. Además, se brindó apoyo psicológico a otros integrantes de la familia con el fin de que conformaran una red de apoyo para Nancy y José.

El femicidio de Hillary generó una pérdida de libertad y autonomía para su familia. Ya no se sentían seguros o confiados, aun en su comunidad.

“El sentido de justicia que obtuvieron al lograr la sentencia logra aliviar un poco la situación emocional de la familia”, señaló López. Fue más de un año de sus vidas el que dedicaron a perseguir esta justicia. Por este motivo, es indispensable continuar con el acompañamiento psicológico ahora que el proceso judicial ha finalizado.

Foto: Cristina Chiquin

El femicidio de Hillary también impresionó a la comunidad de La Democracia. “Las personas que vivían cerca de José y Nancy comentaban todo el tiempo sobre la ausencia de Hillary. La nena era muy apreciada por la comunidad”, indicó Azucena Vásquez, trabajadora social del Instituto de la Víctima que acompañó el proceso. El equipo multidisciplinario de esta institución trabajó también con los y las vecinas de la familia con el fin de que entendieran cómo abordar la situación sin revictimizarles.

La justicia restaurativa

La audiencia de reparación digna se llevó a cabo el 26 de octubre. En ella, se aplicaron todas las modalidades de reparación para el caso de femicidio. Una de ellas, es que el Instituto de la Víctima continúe con la atención psicológica para la familia de Hillary. Además, como responsabilidad del Estado, la familia deberá ser incluida en algún programa social.

El tribunal resolvió que se otorgue una compensación económica para la familia de Hillary por todos los gastos a los que incurrieron después de su femicidio, así como por el daño moral que vivieron. Pero, “no hay cantidad que pueda compensar una vida”, señaló Waldy Mijangos.

Como medida de no repetición, se dictó que cada uno de los sindicados deberá recibir en plan terapéutico en el centro penitenciario en el que esté cumpliendo su condena. En él, se les enseñará y educará en el trato hacia las mujeres, especialmente hacia las niñas. Se abordará, también, el control de ira por la crueldad y el ensañamiento hacia la víctima.

El tribunal atendió las peticiones que el Ministerio Público (MP) y el Instituto de la Víctima presentaron como medidas restaurativas y para la no repetición. “Por la complejidad del caso, salieron a deliberar. Nos llevó casi todo un día esta audiencia”, explicó Mijangos. La defensa de los sindicados no se opuso a las solicitudes.

La sentencia fue entregada a la familia de Hillary el 4 de noviembre.