RUDA

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Donar basura no es solidario

Fotografía: David Toro

La llegada del huracán Eta a Guatemala, sin planes de prevención gubernamentales y bajo años de degradación ambiental por el desvío de ríos por hidroeléctricas y los monocultivos, dejó grandes desastres para comunidades completas. Alta Verapaz, Quiché y Huehuetenango se identificaron como los departamentos más afectados por la ausencia del Estado, ante la cual la población se organizó para atender a las personas más afectadas desde el 10 de octubre.

Brenda Lemus y Fernando Barillas denunciaron en sus redes de twitter que en los centros de acopio y donaciones recibieron prendas como tacones y ropa sucia.

Brenda trabaja con comunidades en situación de extrema pobreza en Alta Verapaz, desde la Biblioteca Bernardo Lemus que lleva el nombre de su padre. Sus experiencias recibiendo donaciones en mal estado vienen desde antes de la llegada del huracán. Desde ropa ensangrentada y vomitada, hasta zapatos muy viejos y rotos o libros en mal estado, ella cuenta que muchas personas ven las donaciones como una oportunidad para desechar.

“La gente se mueve con emoción y con sentimiento, pero no estamos acostumbrados a donar bien. Mucha gente dona basura. No te digo que todos, yo trabajo con una organización de voluntarios en Guatemala que se llama Sembrando Futuros. Con ellos canalicé la ayuda para este desastre”, menciona.

En esta experiencia con el huracán, la ayuda se clasificó en kits de desayunos, almuerzos e higiene debidamente ordenados con artículos pertinentes. “Esto es cuando uno da con dignidad. Pero no todo el mundo da con dignidad”.

De igual manera, todas las donaciones que realiza Brenda tienen un precio simbólico o en trabajo comunitario, generando círculos de apoyo: «nosotros trabajamos con útiles usados que reacondicionamos. El lema que tenemos es que donamos como nos gustaría recibir. Hemos educado y con ello hemos educado a nuestra comunidad de donantes”.