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Desaparecidas: la voz de quienes no están 

Muchas regresan con sus familias, a otras simplemente no las vuelven a ver. Vivimos en un país donde, además de protegernos del acoso callejero, los índices de desapariciones de mujeres y secuestros nos mantienen alerta y obligadas a cuidarnos cada vez que salimos.   Aunque pueden ser provocadas por cuestiones como la violencia doméstica, no siempre hay motivos para ser secuestradas, como si de un objeto se tratara, para ser llevada a la fuerza por trata de personas. 

Las alertas por desapariciones de mujeres son publicadas diariamente en el país. Varias de las víctimas son jóvenes, pobres y de comunidades marginadas, a quienes la sociedad da la espalda. Pero no hay un solo grupo afectado, lo que significa que todas estamos en riesgo. 

El gobierno debería fortalecer las leyes y el sistema para proteger a las mujeres de la violencia y tomar las cartas en casos de mujeres desaparecidas, cuyas desapariciones no han sido investigadas o simplemente han quedado en un “se está investigando”,  que genera impotencia y preocupación a sus familias. 

Uno de los casos donde aún no hay respuesta concreta de dónde está, es el de Cristina Siekavizza, de quien aún no encuentran su cuerpo o señales de vida desde su desaparición en 2011. De la misma manera, otras mujeres siguen sin ser localizadas, lo que provoca  angustia en sus familiares que llevan años buscando.  

Aún así, se continúan reproduciendo comentarios como “se fue con el novio” en casos de desapariciones de adolescentes. Con esta frase, se resta importancia a la situación que viven, sin saber lo que realmente sucedió. 

Es importante la sensibilización de las desapariciones y apoyar a las familias de las víctimas en el proceso, por ejemplo, compartiendo la información de la persona desaparecida e informando a sus seres queridos el proceso a seguir. Debemos exigir al Gobierno un sistema que atienda de manera más eficiente las desapariciones de mujeres.