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Cuando las juventudes dicen #BastaYA

“Iban por los jóvenes”, dijo Roxana Coronado cuando narró la detención de su hijo, Pablo Puente, durante las jornadas de protesta del 21 de noviembre. Este objetivo gubernamental de criminalizar a las juventudes no terminó con la represión vivida en Huehuetenango, Quetzaltenango y la Ciudad de Guatemala el #21N; considerando que el ministro de gobernación responsable, Gendri Reyes, continúa en su cargo a pesar de las exigencias de su renuncia o destitución.

La convocatoria de las asociaciones y agrupaciones estudiantiles citaba a sumarse a una movilización que iniciaría en la 18 calle de la zona 1, con dirección a la Plaza de las Niñas.

De los bloques que se podían identificar, estaban presentes estudiantes de la Universidad de San Carlos (USAC) y la Universidad Rafael Landívar (URL), representantes de la Asociación de Estudiantes Universitarios, colectivos y agrupaciones estudiantiles como Landivarianos, jóvenes y familias. Ya en la Plaza confluyeron con otros grupos de jóvenes de distintas proveniencias y sectores.

Douglas Cuellar, detenido por la PNC el 28 de noviembre, junto con artistas viendo y celebrando el paso de la manifestación estudiantil por la sexta avenida. Foto: Jovanna García

Un día antes de la movilización, el Gobierno de Guatemala que llevaba una semana sin pronunciarse por la crisis publicó un video donde dice “garantizar las expresiones democráticas y pacíficas”, incluyendo extractos de videos del 21 de noviembre donde estigmatiza a mujeres jóvenes. Esto al tiempo que se confirmó la llegada de una misión de la OEA para verificar la situación de Guatemala, luego de que el presidente Giammattei la solicitara por considerar que estaba siendo objeto de un “golpe de estado”.

En los 7 minutos del video, no se mostró la brutalidad policial que marcó distintos territorios del país durante el 21 de noviembre.

Rosas blancas, pañuelos celestes y violencia

En la mañana del 28 de noviembre, la Plaza de las Niñas fue el escenario de un espectáculo de policías entregando rosas, agua, posando para tomarse fotos con niñas y niños. Estas actividades se plantearon por la PNC como campañas de prevención del delito, sin considerar el antecedente de una semana atrás donde agentes antimotines realizaron decenas de detenciones arbitrarias e ilegales, golpeando a mujeres, periodistas y lanzando bombas de gas lacrimógeno.

La PNC aseguró que los cordones policiales no tenían armas. De hecho, portaban rosas blancas y pañuelos celestes y blancos. La manifestación se concentró en la plaza, con pancartas, discursos en tarima, un canto del himno nacional, el sonido de las vuvuzelas y las demandas por la renuncia del presidente, de la junta directiva del congreso y del ministro de gobernación, y la disolución del Centro de Gobierno.

A las 5:15 pm aproximadamente, llegó un bus de transurbano en la esquina del palacio nacional y la sexta avenida. Este hecho ha despertado muchas dudas, ya que el bloque estudiantil había llegado a la manifestación al medio día en un bus del mismo tipo. Luego de ser objeto de golpes y pintas con mensajes en rechazo al gobierno, personas no identificadas encendieron fuego a la unidad.

Se confirmó que el bus no era el mismo que el del bloque estudiantil. Muchas de las personas en la manifestación vieron con rechazo esta acción y acusaron a la policía de ser responsable de la quema, también la señalaban como acción de infiltrados. Luego de esto, la policía que se encontraba en el palacio nacional fue echada al unísono de las personas que les demostraron su rechazo.

Este tipo de acciones han sido parte de los repertorios de protesta en movilizaciones alrededor del mundo, y Guatemala no es la excepción. Las juventudes demuestran haber acumulado muchos agravios con el sistema político vigente, que se desbordaron con la aprobación del presupuesto para el año 2021 y se vieron doblemente agraviados con el antecedente de represión policial.

Muestra de ello, es que en los bloques juveniles se destacaba el equipo de protección contra golpes y gases lacrimógenos: cascos, rodilleras, máscaras de gas, lentes de protección. Pero había muchos jóvenes que no portaban más que una mascarilla, jóvenes que vieron con alegría la manifestación sobre la sexta avenida, que así como muchas jóvenes expresaron su hartazgo con el sistema corrupto, ellos encontraron un espacio para descargar el hartazgo de toda una vida de marginación.

Por otra parte, se identificaron a hombres en contacto con la policía que abogaban por defender a los agentes. En este mismo grupo, uno de ellos golpeó con una vara de hierro a la periodista de RUDA Jovanna García cuando quería atravesar la valla para tomar fotografías. Le acusó de “feminista infiltrada” mientras repetía que no se agrediera a la policía.

Las formas de manifestar

Los movimientos sociales plantean distintas maneras para hacer escuchar sus demandas. Pueden ir desde los boicots, la resistencia pacífica, la destrucción de monumentos o edificios, la interrupción del tránsito. Todos estos repertorios de protesta son un llamado a la atención de la sociedad, y en la historia nacional, han sido objeto de represión en los distintos departamentos y en la ciudad capital.

Las discusiones sobre la violencia suelen calificar de violentos hechos como la quema del congreso y del bus. Sin embargo, los elementos para analizar la violencia estiman que aunque no hay una explicación definitiva, la violencia se entiende como un fenómeno donde hay una víctima, un victimario, una intencionalidad de anular la subjetividad de la víctima mediante la fuerza, la omisión o la amenaza.

En este contexto, es importante pensar las categorías con las que se califican los repertorios de protesta. ¿Es realmente violento quemar el congreso vacío? ¿Es violento quemar un bus vacío? ¿Qué repertorios se pueden sumar a las convocatorias a las plazas? ¿Qué implica la represión policial y la estigmatización del gobierno hacia las juventudes? ¿Quiénes tienen las armas?

Mientras tanto, Douglas Cuellar de 24 años y Ángel Reyes de 18, fueron detenidos por la PNC acusados de ser presuntamente responsables de la quema del transurbano. Ángel, como registra Mariela Castañón, tenía 20 días de haber salido de un hogar seguro a cargo de la Secretaría de Bienestar Social. Durante su niñez y adolescencia, se habían activado por lo menos 20 alertas Alba-Kenneth.

Ángel, detenido ayer en manifestación, tenía 20 días de haber salido de un hogar de SBSP

Douglas fue llevado a prisión preventiva en Pavoncito, donde deberá esperar mínimo tres meses para seguir su proceso penal, aún cuando el piloto del transurbano no lo identificó como parte del grupo que quemó la unidad. Para las audiencias fue despojado de su ropa y zapatos, y permaneció descalzo por días.

Las juventudes están expresando su hartazgo un ¡Basta ya! Ante diversos agravios. El Estado ha respondido con represión, criminalización y silencio.