¿Cómo vivir en un Cuerpo Queer con discapacidad?
Habitar las fronteras de la identidad y de la discapacidad presenta grandes desafíos personales, políticos, económicos y sociales.
Por Ayito Alex Cabrera
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (PcD), especialmente en su artículo 19, establece el derecho fundamental a vivir de manera independiente y a participar plenamente en la sociedad. Este principio no solo reconoce la necesidad de apoyo y ajustes razonables, sino que también subraya la importancia de crear entornos accesibles que valoren la identidad de cada individuo. Es fundamental explorar las experiencias y estrategias que permitan a las personas trans/queer con discapacidad construir una vida autónoma, y digna, desafiando las expectativas que posee la sociedad hacia nuestras vidas.
Este texto será plasmado desde un punto de vista totalmente subjetivo, conectado con la posibilidad de que les lectores puedan reflexionar sobre algunos puntos importantes de la vida de las personas queer con discapacidad.
En Argentina, desde 2012, existe una ley de identidad de género que permite a muchas personas cambiar su nombre y acceder al derecho a una vida tranquila y respetuosa. Sin embargo, las personas trans hemos existido desde mucho antes y en todos los rincones del mundo. En la actualidad, en 2024, esta ley se encuentra en crisis y corre el riesgo de ser revertida. El gobierno de Javier Milei responde a los sectores anti-derechos enfrentándonos con un impulso para desmantelar lo que se ha logrado en los últimos años, incluyendo la ley de matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, la ley de cupo laboral trans y la ley de DNI no binario.
Soy una persona trans con una discapacidad visible, remarco esto último porque existen discapacidades no visibles, y su lucha por permanecer en los espacios es aún más desafiante. Ser esta corporalidad me permite reflexionar sobre algunas cuestiones y situaciones que debemos afrontar para habitar y sobrevivir a la interseccionalidad en todos los sentidos.
Vivir desde las fronteras: Disca y Queer
El acceso a la educación es un derecho, sin embargo, las infancias, además de ir a aprender, van a la escuela a socializar, hacer amigos, disfrutar de la infancia y adolescencia. Esto no sucede si sos una infancia con discapacidad, te encuentras solo, aislado, sin poder socializar, porque nadie está “capacitado” para enseñarte, o simplemente ser tu amigue, es decir, tu vida queda aislada por el simple hecho de tener una discapacidad. En Argentina, existen escuelas “especiales” y “normales”, lo que fomenta una clara segregación en la sociedad. Por un lado, están quienes son considerados “normales” y, por el otro, aquellos que son tildados de “especiales”. Esta división alimenta una narrativa social que, al pensar en una persona con discapacidad, la sociedad evoca sentimientos de lástima y prejuicios. Se asume erróneamente que estas personas son incapaces de convertirse en padres, madres, xadres, profesionales, amigues o incluso de identificarse como personas trans, con deseos e intereses. Esta visión limita su reconocimiento pleno como individuos de la sociedad. Y luego, se refleja en las barreras actitudinales hacia las personas con discapacidad, y se convierten en obstáculos de comunicación, es decir existe el trato infantil, no hay una escucha asertiva, situaciones de indiferencia, obstáculos físicos, falta de paciencia a la hora de comunicarnos, entre otros, significativos que perpetúan la exclusión y el estigma, dejando a la persona aislada y sola.
Estos prejuicios, limitan el acceso a la educación superior de personas con discapacidad, donde la falta de accesibilidad y trato digno dificulta que haya profesionales con discapacidad en la sociedad. El concepto “techo de cristal” se da en la escuela secundaria, porque no habría lugar para un aprendizaje de nivel superior, es decir la Universidad o alguna especialización. De esta manera, las personas con discapacidad quedan relegadas a buscar trabajos sujetos al cupo laboral de personas con discapacidad. Sin embargo, es otro de los cupos, junto con el de personas travesti trans de Argentina, que no se cumple. Y las personas con discapacidad, en ese momento, quedan a cargo de sus familias, y en caso de no tenerlas, a la deriva en la calle, sin oportunidades laborales ni educativas, ni un futuro digno.
El acceso al ocio, al placer, y al arte se ve comprometido por la escasez de instalaciones accesibles, porque nunca se nos da la oportunidad de asistir a bares, restaurantes, espacios culturales, museos, cines, teatros, no tenemos la posibilidad de conocer a otras personas, y cuestionarnos nuestra sexualudad, identidad, o simplemente, conversar con alguien. Los espacios no están pensados para recibir a personas con discapacidad. Entonces, esto no solo priva a las personas con discapacidad de experiencias enriquecedoras, sino que también limita la expresión creativa y la participación plena en la sociedad.
Las personas, al quedar aisladas de este encuentro con otros, se pierde de situaciones que durante la adolescencia a una persona podría sucederle, sin embargo, las personas con discapacidad crecen en una sociedad donde no se le pregunta, no tiene lugar para saberse persona de derechos, sexuales, identitarios, culturales y sociales, debido a la gran ignorancia por parte de la sociedad, de no saber cómo tratarnos. Por ejemplo, la no existencia de baños accesibles que trascienden el binarismo de género refleja cómo la sociedad nos despoja del reconocimiento de nuestros cuerpos, como cuerpos de placer, llevándonos a una deshumanización que alimenta la violencia y el abuso. Este conflicto se intensifica al intentar explorar nuestra sexualidad y nuestras propias masculinidades y feminidades.
El arte siempre nos salva, sin embargo, nunca somos reconocidos como artistas con discapacidad, sino que la discapacidad está muy presente en ese reconocimiento. Hay una idea de porno inspiracional, es decir que no se reconoce nuestro labor como artistas, sino lo que logramos generar en el público: “inspiración”, “valentía” ante las adversidades, “ a pesar de ser discapacitado escribe, dibuja, baila, etc.”, y no es lo que se quiere como reconocimiento, sino verdaderamente, nuestra mirada ante el arte, y cómo podemos construir nuevas narrativas culturales.
Manifiesto Disca Trans
Primer texto Manifiesto que refleja cómo descubrí y sigo descubriendo quién soy.
“La identidad es conflicto. No aparece como algo dado, otorgado por la voluntad divina, por el contrario, la identidad es una búsqueda de nosotros mismos. Es una construcción constante de nuestro cuerpo, de nuestra mente, de nuestros gustos, de nuestra ropa, de nuestras profesiones, de nuestros sexos, de nuestros géneros. No es un espacio al que llegar, al que arribar, un fin en sí mismo, más bien es un tránsito.
En ese movimiento, en esa fluidez, en ese viaje, se escapa de uno mismo y se llega a uno mismo todo el tiempo. Es la simple idea de libertad. Hay que recuperar la palabra libertad. pasa que no todos creen que la identidad es una forma de ser libre. No. Hay gente que cree que la identidad es un ataúd, un cajón donde meterte, cerrar la tapa y encerrarte y dejarte morir ahí, solo, sin poder ser otra cosa que lo mismo todos los días, que aquellos que organizan el velorio quieren que vos seas. Por eso hay tensión y conflicto, porque uno quiere salir, escapar de eso, buscar y descubrir quién uno es. La identidad es abierta, es un movimiento entre las nubes, en el aire, bajo el abrazo de un sol tibio.
No soy más que fragmentos que constituyen un ser, una persona, un pedazo de carne consciente. Tal vez, mañana, cuando despierte, me vea al espejo y ya no esté ahí, no me reconozca, me encuentre con un completo extraño y tenga que agarrar mi campera y salir, afuera, a buscarme otra vez, perdido como estaré, esperando por mí.”
Habitar un cuerpo queer es convivir con varias luchas simultáneas a la vez, es entender que estamos atravesados por mucho dolor, y hay que resistir el reconocimiento. Gracias a las luchas sociales, las organizaciones trans feministas, en Argentina las personas con discapacidad estamos alzando la voz, y recuperando ese tiempo en silencio. Gritando aquí estamos luchando por nuestro lugar en la historia.
[1] Ayito Alex Cabrera, profesor de Letras, Argentina. Director y fundador de Espacio Tolomocho, artivista. Persona trans con discapacidad.
[2] Término que se utiliza para describir las barreras invisibles que limitan el desarrollo profesional en todos los ámbitos: educativos, laboral, emocional, artístico. etc